Observando el Horizonte

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El sol desapareció en el horizonte y las aguas quedaron sumidas en la oscuridad que se adueñaba lentamente de todas las extremidades que conforman los cielos. Tortuga había quedado atrás y ahora el Lonely Pride surcaba los mares sin tierra a la vista, ahora atreviéndose a desafiar a los enigmas que habitan en los siete mares, ellos tenían una tarea y era encontrar a las Siete Maldiciones, y con ello, a su Capitán, para poder deshacerse de los siete conjuros que le otorgaban una maldita inmortalidad, para evitar que Elipsis enfurezca y termine por barrer para siempre de los mares a los piratas que aún sobrevivían.

La tripulación se movía de aquí para allá, unos cuantos levantando sus respectivos baldes de agua y esponjas sabiendo que habían terminado de limpiar, otros, sin embargo, aprovecharon aquél descanso para hacerse con las botellas de ron que abundaba en las bódegas y poder beber y disfrutar de él. Christopher estaba en la baranda, con las manos ocultas en sus bolsillos, ya él se había despojado del ropaje que traía desde hace días; una chaqueta negra, una camisa beige que le llegaba hasta el cuello y sus pantalones rojos, ahora traía puesto un chaleco naranja cerrado y debajo de este una camisa manga larga blanca, así mismo, los anteriores pantalones habían cedido lugar a unos negros que, junto con todo el vestuario que traía encima el joven, le mostraban un aspecto mucho más rebelde y pirata de lo que él creía. En su cuello, aún colgaba el medallón pirata de plata, herencia de su madre cuando esta falleció mientras era un recién nacido, había descubierto el porqué había estado con él; Elain lo colocó en su cuna escasos segundos antes de ser fusilada y, al dejarlo en Kingston, traía consigo dicha reliquia.

Christopher acariciaba entre sus pulgares el medallón, todavía expectante, en sus diecinueve años de vida jamás habría imaginado tal cambio en su destino, bajo sus manos estaba devolver la gloria a una masacrada Piratería que ha estado siendo borrada del mapa desde los tiempos de la pasada guerra librada tiempo atrás, donde dicha majestuosidad quedó marchitada y, ahora, el ser pirata es algo bastante riesgoso, pero, ¿Quién iba a negar el hecho de que al subirte a una tripulación compuesta por estos iba a ser totalmente riesgoso? Existía riesgo, sí, pero ninguno como el que perduraba ahora en los tiempos del joven, donde se han escondido todos de los ojos de los monarcas europeos para poder salvarse del constante baño de sangre, reflejado por la horca. Pero ellos estaban ansiosos por el heredero de la Reina Elain, el único que podría tener la dicha de vencerlos finalmente y resurgir de las sombras a una muy lastimada Piratería, pero que sin embargo, se mostrará fuerte y resistente sí los dioses quieran llegue ese ansiado día.

-Aún me resulta increíble reconocerlo...-Dijo Christopher, lanzando un suspiro-

A su lado estaban Jacob, John y Tomas, estos tres chicos lentamente se convertían en sus amigos, pese a que él era consciente de que en los piratas una regla número uno impuesta es que la amistad y el amor son los caminos más traicioneros e indiferentes que podría tomar uno. Sin embargo, pese a todo, en aquella Piratería siempre existió una gran y fortificada hermandad omnisciente que se ponía de manifiesto cuando todos peleaban en busca de su libertad.

-Lo sabemos bien, Christopher -Añadió Tomas- Pero no eres sólo tú el encargado de resurgir a los piratas de las sombras, sino también todos nosotros, los jóvenes.

-Y somos el futuro de ella -Dijo Jacob-

-Jamás me imaginé ser un pirata, la verdad -Dijo el rubio, aún con el medallón entre sus dedos- durante toda mi vida crecí en un ambiente lleno de forja de espadas y de mapas, ese iba a ser mi destino, hasta que cambió totalmente. Sin embargo, no negaré que a los piratas siempre les he admirado, puesto a que en ellos, o mejor dicho, en nosotros -Sí, ahora se consideraba uno- han habido leyendas que se han ido plasmando en libros e inclusive en la historia misma de la Humanidad.

El Reino de los Piratas I - El Capitán de las Siete MaldicionesTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon