Aguas Oscuras - Primera Parte

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El barco estaba iluminado por el horizonte asediado por el sol poniente sobre el mar cercano el cielo, las velas ya no azotaban, puesto a qué el viento ahora estaba completa y plenamente quieto al caer las horas sobre las aguas. El Lonely Pride suraba por aquellos mares en busca de su destino, encontrar al Capitán de las Siete Maldiciones, en un paradero desconocido, más que tan sólo según Harrison mismo dijo ''Ubicado en algún lugar en el indico'' esas palabras se repetían una y otra vez en la cabeza del joven capitán Jason, quién caminaba de un lado a otro, con las manos hundidas en sus bolsillos.

Ellos habían asumido la tarea de encontrar semejante coloso barco y figura, además de dicho archipiélago maldito, para poder evitar que la diosa Elipsis enfurezca y ella misma sea la encargada de barrer a toda la superviviente civilización pirata en los siete mares.

Gran parte de la tripulación estaba dispuesta a limpiar la cubierta con las cubetas de agua y la esponja, unos lo hacían al unísono, otros sin embargo lo dejaban para después, mientras que algunos estaban levantados sin hacer nada recorriendo el lugar. Jason no paraba de caminar, y se llevó a la boca un habano por el cuál inhaló el humo y después lo expulsó. Algo lo inquietaba por dentro y necesitaba quitarse esa saciedad de incomodidad que lo asediaba, y eso fue confirmado cuando un tripulante que limpiaba la cubierta, de piel tostada y ojos oscuros profundos como un pozo, detuvo su trabajo para exclamarle:

-¡Capitán! ¡No tenemos suficientes recursos!

-¿Recursos? -Cuestionó Jason, colocándose junto al timón-

-Tenemos ron, sí, pero desde ayer está escaseando comida y agua...y necesitamos más de estos para poder sobrevivir durante el viaje.

Jason suspiró, y acto seguido se llevó una mano a la cabeza.

-No queda de otra que irnos hacia alguna isla...-Pensó en voz baja.

Nuevamente tomó las riendas del timón y anunció a toda la tripulación su intención, los cuales decidieron terminar su jornada. Jason giró de él y el barco cambió de rumbo, yendo a parar a la izquierda de su ángulo mediante el cuál estaba navegando, y allí tenían como objetivo encontrar alguna isla por la cuál pasar.

Una vez estuvieron navegando, El Lonely divisó una gran y extensa isla dibujarse en el horizonte, con las palmeras de su selva alzándose en su cénit, él había supuesto que iría a ser un gran lugar para acogerse allí mientras calentaban y recargaban sus energías para seguir su aventura. Él ordenó en voz alta echar las anclas y amarrar las velas una vez lleguen a tierra.

Christopher y Evangeline caminaban por la baranda, ambos pensativos mientras veían como la arena se acercaba a sus ojos, ella aún estaba inquieta, y se frotó ambos brazos como sí sintiera frío, lo cuál llenó de curiosidad al rubio. Ella tenía el cabello recogido con un moño, y una ropa ligeramente beige que se tornaba a amarilla en algunas ocasiones, él, sin embargo, llevaba su atuendo indispensable, una camisa manga larga siendo cubierta por un chaleco naranja abotonado.

-¿Te encuentras bien, Evangeline? -Le preguntó, fijándose en ella-

La francesa rápidamente negó su cuestión.

-Ah...no, no, no me está pasando nada, en lo absoluto. -Dijo, alzando las manos para hacer más creible su negación- Simplemente aún estoy dudosa de sí en realidad debía embarcarme en un barco pirata, sí surcar los mares era mi opción más viable cuando huí de Dunkerque y de las intenciones de mi padre. Sabes...jamás he empuñado una espada, soy bastante torpe saltando con las sogas y...no sé sí realmente me sienta una pirata, cuando crecí en un ambiente equipado de lujurias y vestidos.

Aquello provocó que Christopher esbozase una sonrisa de medio lado, y la animó, colocando sus manos en sus hombros.

-Verás, Evangeline, una vez te subes a un barco como este, en pirata te convierte...y pirata serás.

El Reino de los Piratas I - El Capitán de las Siete MaldicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora