quince

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Taehyung despertó entre las sábanas de Seokjin, pero sin este a su lado. Ya habían pasado un par de días en los que se había quedado a dormir en su casa, ambos compartiendo coche para ir a trabajar, comiendo juntos... prácticamente pasando el día juntos. Era tan feliz que sentía como si pudiera estallar. Bueno, tal vez en otro momento; ahora estaba estirando sus brazos, desnudo en la cama, buscando a su amado. Cuando por fin se dio cuenta de que no se hallaba allí, decidió levantarse, ponerse las pantuflas y un albornoz que le había dejado Seokjin al pie de la cama, e ir en busca suya. Seguramente estaría en la cocina, desayunando. Miró la hora en su teléfono mientras bajaba las escaleras, eran casi las once de la mañana.

Efectivamente, se encontró con la figura del empresario cuando abrió las puertas de la cocina. Estaba sentado en un taburete de la isla, bebiendo café de una taza y mordisqueando una tostada de mermelada de fresa. Nada mas oler esos aromas, a Taehyung le rugieron las tripas del hambre. Eso hizo que Seokjin se percatara de su presencia, el sonido que había producido avergonzando a Taehyung.

— Buenos días, Tae. -le dijo, acercándole por la cintura para darle un beso en los labios.

— Buenos días... -respondió con una pequeña sonrisa, apoyando su frente contra la parte de arriba de su cabeza y rodeando vagamente sus hombros con sus brazos.

— ¿Tienes hambre?

— Mmhm...

— Lo sabía -Seokjin chasqueó la lengua-. ¿Cómo te gustan los huevos?

— En la barbilla.

Taehyung notó como Seokjin se tensó bajo su tacto y se quedó callado unos segundos. ¿Qué había pasado? Estaba de broma, era un chiste un poco de mal gusto pero no tanto...

Fue entonces cuando subió la cabeza y se dio cuenta.

Uno de los mayordomos de Seokjin había entrado a la cocina, a servir a Taehyung.

Mierda.

Sintió como si su cabeza se hubiera convertido en un caldero a diez mil grados centígrados. Seokjin siguió bebiendo de su taza intentando olvidar los últimos dos minutos de su vida. Ojalá Taehyung pudiera hacer eso. El pobre señor procedió a abrir la nevera para buscar... ni siquiera sabía lo que estaba buscando, para qué engañarnos, la mejor opción era meterse en la nevera y esperar a que hubiera un camino secreto hacia un mundo alternativo a Narnia y desaparecer de allí.

— Dongwook, yo me encargo del desayuno hoy, puedes irte a seguir con tus tareas. -le indicó Seokjin.

— De acuerdo, señor Kim.

El hombre hizo una pequeña reverencia y se fue por donde había venido. En algún otro caso hubiera insistido en preparar el desyuno él, alegando amablemente que era su trabajo y que Kim debería empezar el día estando descansado. Pero en esos momentos agradeció la escapatoria que le ofrecieron.

Cuando por fin desapareció de allí, Taehyung hundió su cabeza en el pelo de Seokjin, soltando un quejido de dolor... emocional.

— Entonces te gustan los huevos en la barbilla.

— Cállate, por dios. -masculló entre cabellos.

— No te voy a mentir... han sido los dos minutos más intensos y excitantes de mi vida. Exceptuando cuando lo hacemos. -bromeó el mayor.

— ¿Estás comparando mis ganas de que la tierra me trague con nosotros follando?

Seokjin hizo un gesto de "por así decirlo" con la cabeza y terminó de beber de su taza. Después, le dejó su asiento a Taehyung y se dirigió a la encimera para preparar la tostadora. Mientras tanto, le sirvió una taza de café al otro.

no gods, just us | hopekook +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora