dos

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─ Veo que llegas con prisas.

─ He intentado venir lo más rápido posible.

─ ¿Y se puede saber qué se supone que estabas haciendo?

Jungkook tragó saliva y comenzó a dar golpecitos en el suelo con un pie, nervioso. No podía saber que se acostaba con la competencia. Sino, le castigarían sin las dosis equivalentes a varias semanas. Eso supondría varias semanas de agonía, en las que se arrastraría por una mísera gota inyectada en sus venas de ese maldito líquido; y cuando volvieran a dárselas, querría más y más. Ya había experimentado esa situación y no era para nada agradable.

─ El empresario contrató refuerzos de seguridad. Si le disparaba, podría disparar a un inocente en su lugar. -mintió.

El hombre de cabellera teñida le miraba incrédulamente.

─ Escucha, ya sabes como se pone el jefe Kim cuando no has cumplido...

─ Sí... prometo que esta vez lo haré bien.

─ No se trata de prometer. Se trata de hacerlo. Ya. Pero es demasiado tarde por hoy. He estado esperando dos horas -empezó a subir el tono pero se tranquilizó- a que vinieras a tomar tu dosis. Kim me dijo que no te la diera, pero he hecho un esfuerzo por ayudarte. No quiero que esto vuelva a repetirse. Remángate.

El chico asintió e hizo lo que le ordenó. Sintió la fría aguja de la jeringuilla clavarse en sus venas y llenarlas con el líquido rosa que fluía por esta. Su cabeza dió vueltas por unos segundos, tuvo que apoyarse en el brazo del sofá en el que estaba sentado el otro hombre.

Pero ahora... ahora se sentía mejor. No tenía remordimientos. Al pensar en Hoseok... no sentía nada. Solo deseos de volar su cabeza con un simple disparo. Para que no se entrometiera en su camino nunca más; para no fallarle nunca al jefe Kim; para recibir más dosis de esa puta droga que le hacía sentirse vivo y con ganas de sangre.

.   .   .

Todavía no había salido de la habitación polvorienta. Aprovechó que el baño no estaba tan mal para llenar la bañera y sumergir su cuerpo en ella. Hoseok apoyó la cabeza en la pared del baño y se dejó hundir por unas segundos en el agua, deslizándose poco a poco. Cuando volvió a la superficie, se echó el pelo chorreante hacia atrás y respiró profundamente. ¿Qué era lo que había hecho hoy? ¿Cumplir su misión? Qué va... no lo había hecho. Aunque ese rato con Jungkook fue maravilloso, no pudo evitar que terminase y la realidad viniera de golpe. Había sido otro día más desaprovechado, tenía que haberle reventado la cabeza a ese magnate a finales del mes pasado, su fecha límite fue hace dos semanas. Sus jefes no estaban para nada contentos. No podían despedir a uno de sus mejores hombres, pero se lo estaba ganando. Si no mataba a ese tío lo antes posible, podría verse de patitas en la calle.

Estaba decidido. Mañana mismo terminaría con él. Ni siquiera se iba a presentar en la oficina esa noche. Lo haría mañana, junto con la vida del empresario. Inmerso en sus pensamientos, su teléfono sonó. Estiró un brazo fuera de la bañera y lo descolgó.

"Jung Hoseok" no le dejó hablar. "Olvídate de cargarte a tu misión. Es mi misión."

"¿Jungkook? ¿Qué pasa?" Hoseok se incorporó.

"Ya lo has oído. No tengo nada más que decir."

Y con eso, colgó.

Hoseok se quedó mirando la pantalla del móvil un rato. Luego lo apartó para salir del baño. Sí, tuvo que usar otra toalla polvorienta. Mientras se secaba el pelo, reproducía música en el aparato que acababa de dejar en el lavabo. Los mayores éxitos del rock anglosajón... algo de lo que nunca se cansaría. No se entretuvo mucho y se vistió con la misma ropa de antes.

Justo cuando se dispuso a salir de nuevo por la ventana, unos gritos lejanos desgarradores casi le hacen caerse de allí. Hoseok se recuperó del susto y salió al andén de la escalera de incendios para investigar que eran esos gritos que no paraban de resonar por los alrededores. Cuando llegó a la esquina del edificio, pudo divisar la terraza del mismísimo empresario que tanto ansiaba matar y... oh, no.

Hoseok bajó las escaleras casi volando, colgando sus brazos de las barras inestables de las escaleras. Al llegar al suelo, no tardó en echarse a correr calle abajo hasta llegar al otro edificio. Fue fácil entrar al edificio... demasiado fácil. ¿Por qué? Al acercarse al mostrador de recepción, se dió cuenta.

Una mujer de mediana edad se encontraba tirada en el suelo, con un tiro en la cabeza, sin vida. Al igual que otras cinco personas en esa misma sala. La respiración de Hoseok comenzó a alterarse, y no por los cadáveres que acababa de ver. Era por la persona que los había convertido en ello. Corrió y corrió de nuevo. Ya llegando a la penúltima planta, oyó sirenas de policía. Mierda... debía darse más prisa.

En la terraza, observó desde lejos dos cuerpos, uno forcejeando sobre el otro. Hoseok aceleró el paso cuando vió el rostro del chico que sostenía el arma contra la cabeza de la otra persona. Se tiró contra él, terminando ambos en el suelo.

─ ¡Te dije que te alejaras! -gritó furioso Jungkook.

─ ¿¡Quién ha dicho que fuera a aceptar!?

Hoseok le pegó un puñetazo en la barbilla a Jungkook para distraerle, después le quitó el arma y la tiró lejos. Acto seguido, con su propia pistola, intentó disparar a la otra persona que había allí, agonizando en el suelo: el empresario. Pero tuvo la mala suerte de que Jungkook le propinara una patada en la barriga y su mano se desviara quedando el balazo en el brazo del señor, que lloraba y gritaba como un cerdo al que estaban degollando.

─ ¡Déjame! ¡Necesito matarle! -Jungkook luchaba contra Hoseok.

Este no pudo responderle debido al terrible estruendo de las puertas metálicas abriéndose. Era la policía. Ambos se miraron fijamente. A la misma vez, un helicóptero que a Hoseok le resultó familiar apareció por los cielos como si de un ángel se tratase. Era el helicóptero de la compañía.

─ Jungkook, tienes que venir conmigo.

─ Ni de coña. Puedo con ellos. Además tengo que cargarme a...

─ No puedes con ellos. No puedes ni conmigo, tienes que venir.

Dicho esto Hoseok se levantó, también levantó a Jungkook. Una escalerilla se desplegó ante ellos. Sin mirar atrás, el mayor saltó y fue escalando por ella. Fue cuando miró hacia abajo cuando se dió cuenta de que Jungkook no le estaba siguiendo.

─ ¡Sube de una puta vez!

El chico se replanteó seriamente el si subir o no. ¿Qué es lo que harían con él? ¿Le matarían en cuanto aterrizasen? Pero otra opción llegó a su mente: ¿Qué haría la policía con él si no lograba escapar? Miró a ambos lados y por fin se decidió a subir las escalerillas. La policía disparaba sin conseguir darles a ninguno. Era casi la madrugada, estaba muy oscuro. Por un momento quiso agradecer a Hoseok, pero sus ojos se clavaron en el cuerpo aún con vida del empresario. En sus ojos, se estaba burlando de Jungkook. De que no había conseguido arrebatarle la vida. De que no había conseguido completar su trabajo. De que, esta vez, no se había ganado su dosis. Apretó los dientes con furia.

Entraron al helicóptero en marcha. Allí les esperaban dos hombres altos y corpulentos con rifles en las manos. Debía tener cuidado con lo que dijera. Los dos se sentaron, uno al lado del otro, y un hombre comenzó a hablarles. Jungkook no escuchaba lo que decía, había desconectado.

no gods, just us | hopekook +18Where stories live. Discover now