siete

495 50 4
                                    

— Hoseok, necesito que prestes mucha atención, ¿me prometes que lo harás? -suplicó Jungkook.

El otro le miró de reojo, se apoyó en la fría barandilla de metal de la terraza con los antebrazos y asintió.

( . . . )

El primer recuerdo de Jungkook era una jeringuilla clavada en su brazo. No lloró, simplemente observó cómo la aguja se clavaba en su piel. Tenía unos 4 años. La aguja no le asustaba, sin embargo cuando la cara del hombre que le había pinchado apareció ante sus ojos su expresión cambió radicalmente a un mohín.

Detrás del dicho hombre, otro más joven permanecía en silencio, tomando de la mano a un niño bastante más mayor que Jungkook, diez años mayor, por lo menos.

— ...y con eso estaría todo... Kim, debería darle una dosis a la semana, o como muy tarde cada dos semanas... según el trabajo que requiera hacer. Por cierto, ¿no cree que es un poco pronto para...?

— Sí, lo es -contestó el tío Kim-. Pero no quisiera pasar años entrenando a un chaval con la posibilidad de que el dinero que he invertido en esa droga se echase a perder si no funcionara.

— N-no, tranquilo, es infadible.

— Eso espero. Sino, le esperaría una grata sorpresa... ¿le gustan las sorpresas?

— Depende...

— Le aseguro que esta no le gustaría. Puede retirarse.

El "doctor", según Jungkook, desapareció por la enorme puerta. Él seguía sentado en la butaca, con las piernas colgando. Juntó sus pequeñas manos en su regazo y miró con agobio al otro hombre que permanecía en la sala.

— ¿Mi papá...? -consiguió decir antes de llorar.

— Tu padre... -el hombre se acercó, soltando de la mano a su hijo- ...tu padre estará bien. Pero sólo si te portas bien, ¿de acuerdo? Me ha dicho que eres un buen chico y que vas a ayudarnos... no quieres que tu papá se ponga triste, ¿verdad?

El niño negó fuertemente con la cabeza mientras arrugaba el borde de su camisa entre sus dedos, nervioso.

— Tu padre tiene que ir a hacer un trabajo a un sitio muy muy lejos de aquí. Así que te quedarás con nosotros mientras tanto. ¿Me entiendes?

Asintió con su pequeña cabeza.

( . . . )

Hoseok ahora sí que necesitaba fumar. Fumarse una cajetilla entera de cigarrillos. Veinte cajetillas. ¿Qué acababa de procesar su mente? ¿Acaso había conseguido procesarlo? ¿O le estaba tomando el pelo? No... no le podía estar tomando el pelo...

— Estás tardando mucho en responder, como no me creas te juro que puedo tirarte al vacío aquí y ahora. -Jungkook cruzó sus brazos sobre su pecho.

— Te creo... te creo. Sólo... estoy intentando...

— Hoseok, cada hora que pasa me muero un poco más. Que esté cuerdo no significa que esté en buen estado. Te lo voy a decir así de claro: necesito la inyección. Necesito una inyección a la semana.

— Pero, ¿como puedo ayudarte? ¿Sabes dónde se vende?

— Ese es el problema, no se vende. Está fabricada solamente para Kim. Tenemos que entrar allí y robarla.

El estrés fluía por el cuerpo de Hoseok. Se echó las manos a la cabeza, no sin antes deslizar entre sus labios el ansiado cigarrillo y encenderlo. Demasiada información a la vez.

— Dios, Hoseok. No sé cómo explicártelo más claro -soltó Jungkook, alterado-. No puedo creer que después de haberte contado todo esto lo único que sepas hacer es reventarte los pulmones a tabaco. Eres increíble.

— ¿Increíble? ¿Y cómo creías que iba a reaccionar? "¡Oh, Jungkookie, tranquilo! ¡Vamos a entrar allí a por diez gramos de marihuana y vamos a salir de rositas!" ¿Es eso lo que querías oír?

El menor casi se quedó sin palabras.

— ¡NO SON DIEZ GRAMOS DE MARIHUANA, JODER! ¿ACASO NO ME HAS OÍDO? PUEDO MORIR, HOSEOK, MORIR.

— NO ERES NADIE PARA MANDARME A HACER COSAS IMPOSIBLES. ¡NI SIQUIERA SÉ POR QUÉ CUENTAS CONMIGO PARA TODO!

Ahora sí, Jungkook se quedó sin palabras. Pasaron un buen minuto en silencio, manteniendo las miradas.

— Eres gilipollas. -declaró el menor.

Con lágrimas en los ojos, Jungkook se encaminó hacia la puerta del ascensor, chocándose a propósito con el otro. Pero el brazo del contrario le paró y le agarró de la muñeca, haciendo que girara su cuerpo para encontrarse con él.

Por unos segundos tuvo la esperanza de que sus labios dijeran "Perdóname, voy a ayudarte". Pero no fue así. En vez de eso, lo que hizo Hoseok fue apagar su cigarrillo en la palma de la mano de Jungkook, quemándole. Sin apartar la vista de sus ojos. El chico soltó un quejido de dolor. Su mano temblaba, su brazo temblaba, todo temblaba.

Hoseok soltó su muñeca de golpe y volvió a darse la vuelta, apoyándose en el borde de la terraza y sacando otro maldito cigarro. Tiró al vacío el que había apagado sobre la piel del chico.

Jungkook le miraba boquiabierto, a punto de llorar. Se sentía aún más débil que antes. Así que se fue. Se montó en el ascensor cuando llegó y se fue a su habitación a descansar, si es que pudiera pegar ojo en toda la noche.

No podía creer que acabara de contarle a Hoseok su más profundo y peligroso secreto y que hubiera reaccionado así. Por otro lado, Hoseok no podía creer que acabara de oir tal historia y que el otro esperara que reaccionara de manera positiva.

Ninguno de los dos podía asimilar lo que acababa de pasar en los últimos veinte minutos.

El chico miró la palma de su mano. Un pequeño círculo rojo escocía en su piel. Podía sentir los latidos de su corazón en sus oídos.

no gods, just us | hopekook +18Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon