catorce

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La noche cayó antes de lo esperado. Al menos para Hoseok y Jungkook, que ahora estaban tumbados uno al lado del otro, todavía en la cama donde se arropaba Jungkook. Hoseok se encontraba mirándole apoyado en su propio brazo; el menor también, hundiendo su mejilla pálida por la fatiga en la almohada. Mantenían una expresión serena, el mayor con muchas ganas de hablar sobre mil y una cosas. Por fin, Hoseok rompió el silencio:

─ ¿Qué quieres hacer cuando te recuperes?

¿Cuando me recupere?

─ Sí, ya sabes... -Hoseok apretó los labios para intentar reprimir una sonrisa- ...cuando Yoongi encuentre el antídoto y todo esto termine... ¿no te gustaría viajar a algún sitio?

─ Ah...

No lo había pensado. Estaba tan convencido de que un día se dormiría y no volvería a abrir los ojos nunca que no había tenido la ocasión de pensar en un futuro. Ni siquiera uno cercano. Desvió la mirada hacia un lado, lejos de la de Hoseok, intentando aparentar que pensaba en una respuesta a su pregunta, pero en verdad su mente estaba en blanco. De repente, sintió como la áspera mano de Hoseok tocaba su mejilla y le obligaba suavemente a volver a mirarle.

─ ¿Qué te parece si te llevo a la ciudad donde nací? Gwangju. -susurró.

─ Gwangju... nunca he estado allí...

Por supuesto que nunca había estado allí, nunca había salido del perímetro por donde la empresa le permitía moverse. De todas formas, sentía que nunca podría recuperar lo que una vez le quitaron. Tal vez fuera por lo débil que se sentía ahora, incapaz de recobrar la energía de ninguna manera, o tal vez fuera porque sus pensamientos se acercaban más a ser una realidad. Al estar tan hundido en su mente, había llegado un momento en el que había parado de escuchar a Hoseok hablar sobre no-sé-qué de un restaurante cerca de casa de su hermana. 

Cuando Hoseok se dio cuenta de que sus palabras volaban por el aire y no llegaban a oídos de Jungkook, apretó los labios en una fina línea y luego esbozó una pequeña sonrisa para el menor.

─ Ya lo hablaremos cuando llegue la ocasión. Tenemos todo el tiempo del mundo -murmuró-. Vamos a dormir...

Bajó su mano a la barbilla de Jungkook y le dejó un pequeño beso en los labios, para darle las buenas noches. Luego apagó la luz de la mesita de noche tras de él y pasó un brazo por encima suya, abrazándole. A pesar de las mejillas encendidas en fuego del chico, pudo notar lo fría que estaba la punta de su nariz cuando se acurrucó en su cuello, buscando algo de calor.

Pasaron unos cuantos minutos y ninguno de los dos podía conciliar el sueño. Hoseok no podía dormir porque Jungkook no paraba de moverse, y Jungkook no paraba de moverse porque  no podía dormir. En un momento específico, ambos se miraron a la vez. Uno de ellos no pudo contener sus lágrimas.

─ Hoseok... -sollozó Jungkook.

La verdad es que no pilló por sorpresa al mayor. Desde el principio de la noche supo que terminaría llorando a mares. Pasaron unos largos minutos, muy largos minutos de Jungkook deshidratando sus ojos en el pecho de Hoseok. De vez en cuando intentaba pronunciar palabra, pero se ahogaba con ellas. El otro simplemente le sostenía en sus brazos, esperando a que se calmara un poco.

─ Tengo miedo... -consiguió continuar Jungkook- ...tengo miedo de no poder volver atrás...

Hoseok no entendió del todo a lo que se refería el chico.

─ ...una vez q-que haces algo... nunca podrás volver atrás... -su voz no dejaba de quebrarse- Si te hubiera matado, o si me hubiera rendido en aquella misión... nada de esto e-estaría pasando... pero no- no puedo cambiar mis actos, ni los que hice, ni los que estaré obligado a hacer tras todo esto, ¿verdad? Eso es... lo que más miedo me da...

─ Jungkook, si es por lo que pasó en el tiroteo-

─ ¡Que no, joder! -estalló en llanto de nuevo- ¡No es sólo por eso! ¡Llevo toda mi puta vida siendo un puto niño abandonado que se pasan de jeringuilla en jeringuilla para tenerme como mono de feria! ¿¡Y ahora que el mono de feria ha escapado qué van a hacer!? ¡EL MONO DE FERIA NO PUEDE VOLVER PORQUE SI LO HACE LE RECIBIRÁN CON UN TIRO EN LA FRENTE! Y NO QUIERO VOLVER HOSEOK, HOSEOK, ¡HOSEOK!

A estas alturas de la conversación, Jungkook ya estaba sentado frente a él, cogiéndole de las muñecas y meneándolas desesperadamente, sus mejillas mojadas y su nariz moqueando. Sin decir nada, el mayor se sentó a su altura y se frotó la cara con las palmas de sus manos, preparándose para lo que llegaba a continuación. Cuando alzó la vista, observó la cara descompuesta del chico.

─ Escúchame, Jungkook. Esta es una conversación muy difícil de tener. Lo único que sé es que quiero lo mejor para ti. Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que estés bien. ¿Confías en mi?

Jungkook asintió lentamente, algo más relajado.

─ Te recuerdo que en unos días tendremos el antídoto listo. Eso es un gran paso. A partir de entonces iremos decidiendo cómo vivir. Qué hacer y qué no hacer. Obviamente, todo lo que hagamos será irreversible, pero la permanencia... es algo con lo que hay que lidiar.

La luz de la luna que se colaba por la pequeña ventana de la habitación iluminaba tenuemente a Jungkook. Sí, puede que no estuviera en sus mejores, pero a Hoseok le alegraba verle. Sentirle cerca, vivo, respirando. Quería verle así en otra situación más alegre. Comiendo con él, viajando con él, durmiendo con él...

Así, volvieron a la misma posición inicial, Hoseok deseándole buenas noches y Jungkook recostado sobre él. Como por arte de magia, fue este último quien durmió primero, era increíble. ¿Cómo podía tener entre sus brazos a alguien que hace semanas intentaba matarle? ¿Cómo podía alguien que antes intentaba acabar con su vida acabar siendo alguien de quien dependía la suya? Mierda... pero no se arrepentía de nada... 

De nada que lo que hizo, hace y haría.

no gods, just us | hopekook +18Where stories live. Discover now