30- Mellizos

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El lindo bebé sonrío a la rubia, sacudió sus manitas sonriente, la rubia frunció un poco su ceño pensativa y después atinó a sonreír, la sonrisa del pequeño le recordaba a la de Lizzie, al recordar eso su expresión pasó de una sonriente a una de preocupación.

El pequeño aún sin entender relativamente nada frunció su pequeño ceño, al escuchar el fuerte llanto de su melliza sus ojos se aguaron y comenzó a llorar con sincronización junto a ella, sintiendo el dolor de la pequeña.

Víctoria acudió a la búsqueda de la niña en la cama ya vestida, se preguntaba por que la niña estaría llorando, en realidad era la primera vez que veían a unos niños de cerca sin querer cenarlos.

Sacudió su cabeza para tratar de no pensar en eso y comenzó a hacerle caritas divertidas a la niña para que se calmase fallando considerablemente.

Por la puerta pasó un rubio preocupado, arrebató a la pequeña de los brazos de víctoria con sumo cuidado, la pequeña al ver esos ojitos dorados se tranquilizó inmediatamente, balbuseó un par de cosas a lo que el rubio frunció el ceño, sabiendo que la pequeña intentaba comunicarse.

El vestido rosa que Rose le puso le queda perfecto, con un lazito en la cabecita de color lila, la niña miró al rubio con curiosidad, analizándolo por millonesima vez, la pequeña escondió su carita en el cuello del rubio y en menos de nada y el rubio sin siquiera moverse, la bebé se durmió.

—Hubiera sabido y te habría llamado desde hace tiempo...— resopló Vicky aturdida.

Rose miró al pequeño que ya estaba tranquilo, literalmente estaban conectados, si ella lloraba o reía el también, después de todo eran mellizos.

Le sonrió al pequeño de tez blanca con el cariño rebosandole en la mirada, el pequeño sacudió de nuevo las manitas hasta tomar el cabello de la rubia, con la curiosidad alarmante comenzó a tirar de él, la rubio frunció su ceño pero no dijo nada, el pequeño tiró más fuerte divertido y la rubio apretó sus labios fuerte.

—Basta, bebé. Con el cabello no. — tomó la mano del bebé suavemente y poco a poco el niño fue soltando tan fuerte agarre.

Simplemente tenían super fuerza, como todo Vampiro, con una diferencia el corazón les latía, más rápido que un corazón normal pero lo hacía, la sangre en sus venas estaba circulando con normalidad, crecían con rapidez y eso les alarmaba considerablemente.

El rubio miró a Rose con la niña aún en sus brazos dormida, sinceramente estaba aún descolocado, todavía no se adaptaba a que habían pequeños niños en casa y más que todo que eran de ellos y de Lizzie.

Lizzie...

El rubio trató de no poner una expresión triste al pensar en ella pero no lo consiguió, el Niño recostado en el hombro de Rose extendió los brazos hacia él sonríente, con un pequeño puchero sacudió sus piernitas sacudiendose de arriba hacia abajo haciendo aún un puchero para que el rubio lo tomara al él también.

Jasper acercó su mano a la cabecita del bebé y acarició suavemente al que el niño disfrutó de aquel toque por mínimo que fuera.

Los dos amaban la compañía de Jasper.



El cobrizo estaba en el despacho de su padre adoptivo, las cosas al alrededor estaban de cabeza, unas rotas. Todo estaba hecho trizas.

El doctor intentaba calmarlo pero no lo conseguía, al igual que una Esme preocupada.

—Debes calmarte Edward... Calma, Cariño. — susurró Esme claramente desesperada.

Edward lo sabía, estaba pagando los platos rotos con las cosas del doctor injustamente, pero tampoco se detenía, su furia, íra, y tristeza estando a flote, sin un bote salvavidas.

╔══•ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅs•═╗                               ╚══•✯²ᴘᴀʀᴛ✔✧•╝Where stories live. Discover now