20 - Lujuria.

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Hasta que por fin.

Me había dado de alta Después de casi un mes en aquel hospital.

Estaba en la casa Cullen ahora, sentada en sofá, bueno encima de Edward que es muy cómodo la verdad.

Su olor dulzón me relajaba, un olor tan rico, tenía un olor a todo pero a nada a la vez, tan dulce pero demasiado, ah, no se como explicarlo, solo sé que es rico y me la pasaría oliendolo todo el jodido día.

Sentía sus caricias en mi cabeza tan suave y relajador. Solté un suspiro relajado mientras tenía mis ojos cerrados.

Mi recuperación no fue del todo aburrida, los chicos iban de vez en cuando, inclusive Rosalie que bueno en un principio también era desconfiada pero ya ahora somos un poco más cercanas.

Jasper y Edward se volvieron un terror, no me dejaban hacer nada, más protectores que de costumbre, bueno. No los culpo casi me muero.

Eso dice el doctor, entré en cirugía, urgencias en el hospital central de Port ángels.

Perdieron mucho tiempo ya que estaba casi a la frontera de forks por eso casi me muero pero nada pudieron hacer, nada más que tener a mi corazon con pulso.

Perdieron tiempo al volver al hospital de Port ángels por eso digo que el tiempo es valioso.

Todavía no cabe en mi cabeza que ese escudo haya salido de mis manos así de repente fue natural.
Como si lo trajera conmigo.
Aunque bueno ya nada me sorprende.

Isabella estaba entrenando con Jasper.
Hablando de ella, bueno hablamos y solucionamos algunas cosas para que no sea tan incómoda nuestra estancia aquí.

Le dije todo lo que tenía dentro de mí, me saqué la espina que lastimaba mi corazón.

También me pidió disculpas por haber sido tan terca en mantener a su lado a Edward cuando desde un principio no fue de ella, lo cual yo acepté sin rechistar, no éramos las mejores amigas pero almenos cruzabamos monosílabos.

— Tengo mucha hambre. — gruñi haciendo un pequeño puchero. —

—Acabas de comer, Lizzie. — abrí mi ojo izquierdo con pena, lo miré y me miraba extrañado, yo también me sentía extraña pero ni modo.—

—Tal vez los dones gastan toda mi energía. Si. — me encogí de hombros—

Sonrió a labios cerrados — ¿Que quieres comer? — Pregunto mientras acariciaba mi mejilla—

—La pregunta es, ¿Que no quiero comer? — dije con una sonrisa inocente —

—Estas pasada. — río bajito — ¿Que quieres comer? — Preguntó nuevamente.

— Helado. — murmuré y el asintió.

— No es comida del todo, supongo que es la merienda. — asentí frenéticamente.

Parecia una niña pequeña, pedía algo y ellos me lo daban, muy chistoso en realidad.

Me bajó de su regazo lo cual yo me quejé y después salió rápidamente por la puerta principal. Escuché el motor del auto gruñir y después el auto salió a todo lo que daba.

—Ya pareces una embarazada. — Murmuró Esme divertida. Yo abrí los ojos como platos y trague grueso, ladee la cabeza y retrocedí hasta meterme a la cocina en un santiamén.

¿Como podría? Claro que no, jajaja.

Cualquier tiene antojos, por ejemplo el otro día pase frente a una pastelería y se me antojo un pastel de chocolate. Es un antojo común y corriente además no he tenido relaciones sexuales estos meses, todo está en perfecto orden.

╔══•ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅs•═╗                               ╚══•✯²ᴘᴀʀᴛ✔✧•╝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora