De vuelta.

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Muchas gracias por todo el apoyo que esta recibiendo este triste intento de Historia.

Espero perdonen la tardanza, y que disfruten este capítulo.

Como siempre los personajes no me pertenecen yo solo los ocupo sin fines de lucro.

Capítulo XIII. De vuelta.

- ¡Por favor, Madame Longbottom! - Grito uno de los sanadores a cargo de la unidad de heridas mágicas, mientras veía a la anciana mujer poner a dos de sus pacientes en un par de sillas de ruedas. - ¡Reconsidere!

La mujer parecía no escucharlo mientras verificaba que su hijo estuviera sentado correctamente, sin querer observar cómo sus ojos vacíos veían a la nada.

- Neville. - Llamó a su nieto, y lo vio erguirse claramente incómodo. - Tu llevaras a tu madre.

El pequeño rubio apenas y pudo asentir antes de ver a la mujer que lo había criado empujar a su padre por la puerta, haciendo a un lado al hombre que imploraba que no se llevarán a sus padres lejos de la seguridad del hospital.

Empujando la silla de ruedas, Neville observo el perfil de su abuela, sus ojos grises estaban impregnados de una fuerza de la que solo había escuchado hablar, mientras que su mandíbula se encontraba tan tensa como un arco a punto de disparar.

- Debes ser fuerte. - La escucho decir apenas en un susurro, y el niño se pregunto si estaba siquiera hablándole a el.

Antes de darse cuenta, habían pasado por todos los pasillos del hospital, y todas las miradas que ello significaban, sin saber que estaba pasando Neville se limito a seguir a su abuela fuera del hospital, terminando solos en una calle poco transitada de Londres.

Nervioso, el pequeño se limpio el sudor de sus manos sobre la tela de su pantalón, su mirada trataba desesperadamente evitar a sus padres, a el siempre le habían dicho que sus padres fueron unos héroes, que pese a la tortura a la que fueron sometidos nunca se acobardaron y entregaron a sus compañeros, sin embargo pese a saber ello nunca haría fácil ver a ambos postrados en una cama sin que pudieran reconocerlo.

- Llegas tarde. - escucho decir a su abuela con el tono mas duro que nunca le había escuchado usar. - Más te vale que esto funcione.

Neville vio hacia dónde se encontraba la mirada de su abuela, casi jadeando, pues frente a el se encontraba una mujer espeluznantemente parecida a su compañera de clase Harriet.

- Le aseguro Madame Longbottom, que lo que menos quiero es hacerla sufrir mas de lo que ya hecho. - Le dijo la mujer viendo a su abuela a los ojos, mientras que se acercaba a ellos. - Tu debes de ser Neville. - Le dijo volteando a verlo, haciéndole sentir como si sus ojos le perforaran el pecho.

El rubio asintió forzando cada pizca de fuerza en su cuerpo, sin entender porque la mujer lo ponía tan nervioso.

Lyra al ver el evidente estado del niño, trató de sonreír, y extendió su mano. - Mucho gusto, mi nombre es Lyra, sé que podrías haber escuchado esto antes pero te pareces demasiado a Aarik el cazador.

La incredulidad en el rostro de Neville solo podía ser comparada con la de su abuela, la quijada de la mujer literalmente cayó abierta, mientras que veía a Lyra, sin duda preguntándose cómo siquiera sabía ese nombre.

La familia Longbottom como miembros de los sagrados veintiocho, eran considerados sangre pura, sin embargo a lo largo de su historia, algunos miembros se habían casado con hijos de Muggles, como fue el caso de Edra Longbottom, primogénita de la casa e hija única de la rama principal, su padre enviudó a temprana edad, y como tal se esperaba que esté se casará nuevamente para dar un hijo varón a la familia, sin embargo se dice que esté rehuso siquiera a pensarlo, y ella fue criada para convertirse en una de las primeras mujeres en ser Lady sin estar casada antes de tomar su posición para con la familia, gracias a su propio poder, ella comando la resistencia en contra de los nórdicos, durante sus primeras excursiones, y fue donde conoció al que sería su esposo, pues el mago de primera generación se ganó su nombre al lograr matar a una horda de colacuernos húngaros que habían sido capturada por los extranjeros para diezmar las fuerzas de los ingleses, se dice que la familia Longbottom estuvo a punto de desintegrarse por las opiniones sobre el cortejo entre ambos, sin embargo al final de la cruzada, a Aarik se le había dado tierras por su valor, y se le nombro señor de ellas, por lo que la familia no tuvo más elección que aceptar el matrimonio, con la condición de que Aarik tomara el apellido de su esposa, esté por su parte lo hizo sin pensarlo, sin embargo esa historia había sido más que olvidada por el reino, solo quedándose entre los pertenecientes a la familia, en un claro orgullo de la fuerza de la misma, y es donde Augusta se preguntaba exactamente como la mujer frente a ella sabía de él.

Harriet Potter. La princesa Le FayМесто, где живут истории. Откройте их для себя