-Amigas-

556 61 238
                                    

.

.

.

Día 19: Amigas

.

.

.

Las clases habían terminado hacía ya unas cuantas horas, pero Marinette permanecía sentada en una de las bancas de madera frente a las taquillas, en el vestuario de su instituto. Tenía los ojos clavados en la puerta y se agitaba cada vez que oía pasos acercándose.

Apretaba las manos contra sus muslos, ignoraba los movimientos nerviosos de Tikki contra su cadera y esperaba.

Había quedado allí con Alya al finalizar las clases, pero ya se estaba retrasando. Cuantos más minutos pasaba en esa sala silenciosa, sus nervios empeoraban. Sacó su móvil dispuesta a llamarla una vez más, cuando por fin apareció.

Marinette se puso en pie de un salto, sorprendiendo tanto a la recién llegada que esta pegó un bote y chilló.

—¡¡Marinette!! —Después suspiró, llevándose una mano al pecho y la miró con las cejas fruncidas—. ¡¿Se puede saber por qué estás así?! —Tomó asiento a su lado y volvió a resoplar—. Me he pasado toda la noche buscando y no hay ninguna foto tuya con Chat Noir en internet.

—¡¿Segura?!

—Sí, puedes estar tranquila —Se cruzó de brazos—. ¿Era necesario que me despertaras ayer de madrugada para buscar esa foto?

—Pues... sí, lo era.

¡Y tanto que lo era!

Después de que Chat la dejara en su casa, no había podido quitarse de la cabeza la aterradora posibilidad de que ese astuto niño se la hubiera jugado compartiendo la foto antes de que la borraran.

¡La foto en la que besaba a Chat Noir!

Si se hacía pública sería el final. No solo tendría que alejarse del chico, sino que además viviría con el miedo constante de que Lepidóctero intentara hacer daño a su familia o a ella misma para llegar hasta los héroes.

Por eso era muy importante saber cuánto antes si la foto estaba en internet y amiga era la mejor rastreando las redes en busca de información nueva.

Si ella no la había encontrado, podía estar tranquila.

Aunque claro... ahora tenía otro pequeño problema.

—¿Qué tenía de grave esa foto? —Quiso saber Alya—. Mucha gente se hace fotos con los héroes y las comparten.

—Sí, t-tienes razón... —Soltó una risotada e hizo el intento de levantarse—. ¡Soy una exagerada! ¡En fin, gracias por todo! Voy a...

—¡Ah, no! ¡Quieta! —La enganchó del brazo y de un tirón, volvió a sentarla en el banco. Ante la inquisitiva mirada de la periodista, Marinette se encogió con un mal presentimiento—. ¿Qué pasa con esa fotografía?

No tengo escapatoria, asumió al instante.

Al fin y al cabo le había pedido ayuda sin preocuparse por inventar una excusa o disimular su excesivo miedo. Desde que Alya conocía su gran secreto se había relajado un poco con ella. ¡Era genial tener a alguien con quien poder ser del todo sincera! Así que cuando la llamó, la noche anterior, lo hizo sin más.

Alya la miraba fijamente, con los brazos flexionados en torno a sus caderas, casi sin pestañear y con los ojos entrecerrados mostrando una actitud firme. No pensaba irse sin respuestas.

Y tal vez, solo tal vez, no fuera tan malo compartir con ella algo de lo que estaba ocurriendo y así, desahogarse un poco. De modo que, bajando la mirada, exhaló una gran bocanada de aire y aguzó el oído antes de empezar a hablar; no había ruidos ni pasos acercándose al otro lado de la puerta.

Maullidos a la Luz de la Luna (Reto Marichat May 2021)Where stories live. Discover now