Capítulo XXXII: Si tan solo...

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Lysander notó que Cassie salió apresuradamente al terminar la clase de Jouvet y en ese breve instante, por su cerebro pasaron mil pensamientos apresurados, la mayoría centrados en su hermana, quien se había sentado del lado opuesto del auditorio; no obstante, su cuerpo se movió antes de que pudiera plantearse confrontar a Selene y siguió a Cassandra afuera.

Sí, en ese momento él no deseaba nada más que despejar su mente y liberar su estrés, yendo con Cassandra habían más posibilidades de conseguir eso que quedándose por su cuenta o hablando con su hermana. 

Él jamás culparía a Selene por las desgracias que ocurrieron en sus vidas cuando eran más jóvenes, no, la culpa de aquellos actos caían en sus padres y, por sobre todas las cosas, en su madre. 

Lysander se apartó un mechón de cabello blanquecino que se le cruzaba en la visión.

— Cassandra. 

Extrañamente le parecía mucho más lindo su nombre completo que apelativo por el que había escuchado que la llamaban.

Ella se detuvo.

Y el chico que caminaba a su lado también.

Para Lysander era demasiado evidente que aquel hombre quería tener algo con Cassandra, aunque él no fuese lo suficientemente valiente para decírselo o invitarla a hacer algo... Por otro lado, habían dos opciones, o Cassandra era el tipo de mujer que pasaba por alto cualquier indicio de que alguien estaba interesada en ella o lo ignoraba deliberadamente, lo cual sería muy triste para el chico de ojos marrones y por alguna razón que Lysander no quería admitir del todo, le sentaba bien a él.

—¿Sí? —respondió ella, girándose hacia él.

Hoy llevaba el cabello rojizo suelto y ligeramente ondulado.

—¿Podemos ir a...? —comenzó a decir él al mismo tiempo que su amigo decía:— Recuerda que que Amely e Ian nos esperan en la cafetería. 

Cassie parpadeó.

Lysander se sintió decepcionado.

— Creo que olvidaste que Amely está en un taller ahora mismo —aclaró Cassandra, cortando al chico, y luego se giró hacia Lysander — ¿Ir a dónde?

Charles, evidentemente disgustado, suspiró mientras se pasaba una mano por el cabello marrón y se despidió: — Sí, tienes razón, entonces imagino que nos vemos luego.

El susodicho se fue sin esperar una despedida de regreso mientras agitaba su mano.

Lysander lo observó irse por el pasillo. 

— Pensé que, si tienes hambre, podemos ir a la cafetería — propuso él — yo invito. 

Ella lo pensó un instante, debatiéndose entre las cosas que tenía pendientes por hacer. 

— Sí, siendo sincera, hoy no he comido bien.

Lysander sonrió.

Justo cuando Cassandra le respondió, gracias su visión periférica notó a su hermana salir del auditorio y clavar su mirada en ellos. La columna se Lysander se tensó y imaginó que su hermana haría una rabieta en cuanto llegase hasta él, menos mal estaba acostumbrado pero ahora mismo, no quería lidiar con ella.

De hecho, estaba cansado de lidiar con ella.

Selene era mayor y aún así parecía la menor, siempre al pendiente de él, siempre esperando que toda su atención fuera para ella. Lysander se regañó mentalmente, en parte era su culpa que Selene se hubiese acostumbrado a ser el centro de atención, desde la muerte de su madre, él y Andrew la trataron como una reina, satisfaciendo todos sus berrinches y atendiéndola como si fuese una muñeca frágil.

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