Capítulo XXV: Hora de interrogar.

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Cassandra se sintió agobiada y avergonzada ¿Será que Lysander está acostumbrado a hacer peticiones así sin más?¿Cuántas personas más habrá dibujado así? Después de todo, existían muchos que no tenían problema alguno con la desnudez y otros tantos, que no les importaba posar de cualquier manera ante una cámara o un dibujo. Seguramente, para él había sido de lo más normal y era ella quien se estaba exaltando.

Aún así, Cassie tomó una respiración profunda que la llenó de valentía y siguió las indicaciones de Lysander. 

  — Hay una tela junto a ti — agregó él mientras se acercaba a ella, ignorando deliberadamente su rubor, y la orientaba para acomodarse sobre el sillón, sin tocarla en absoluto, simplemente guiándola... Menos mal, puesto que Cassie no estaba preparada para que sus cuerpos se rozaran, ni mucho menos, solo estaba ahí para ayudar a un compañero.

Sí, claro, ni ella misma podría creerse esa patética excusa.  

¿En qué momento aceptó hacer algo así?

Aunque Lysander estaba siendo muy respetuoso, sus ojos no se mantenían mucho tiempo sobre ella y en realidad, no había mostrado nada que no debía hasta el momento, puesto que solo se quitó la blusa y sostuvo la tela de seda sobre sus senos para cubrirlos. Y al parecer, esa era la idea de Lysander, él hizo que se recostara en el sillón, le indicó que debía ver su espalda y que mirara sobre su hombro. 

En cuanto ella lo hizo, le escuchó murmurar mientras rozaba levemente su espalda con el dedo indice: — Tu espalda también está llena de pecas, como tus pómulos.

Cassandra se estremeció.

Ella enrojeció aún más, de ser posible y cuando miró a Lysander, también parecía apenado por hacer ese comentario al azar y por haberla tocado sin intención. Seguramente lo había dicho solo como una observación sin más, pero sin duda alguna, la había incomodado. 

Para Cassie todo lo que estaba ocurriendo era totalmente nuevo y sentía una pizca de incomodidad al saber que los ojos de Lysander recorrerían su cuerpo una y otra vez, mientras su talentosa mano lo esbozaba con delicadeza en el lienzo. 

Lysander siguió caminando por el estudio de aquí para allá, tomando algunas cosas antes de sentarse frente al lienzo y sugerirle que se quedara quieta. Además, le habló sobre que no sería necesario que se quedara mientras el realizaba todo el dibujo, con cada detalle, simplemente necesitaba la guía de su posición y luego, él haría el resto. 

Eso reconfortó un poco a Cassandra, puesto que no tendría que pasar tanto tiempo allí. 

En cuanto Lysander hizo el primer trazo, Cassandra dio por iniciada su hora de interrogación, habían pactado que podían hacerse preguntas y estaba extremadamente curiosa por las respuestas. 

  — ¿Qué planeas hacer después de salir de L'hiver Institut? — preguntó Cassie, procurando no empezar con las preguntas personales puesto que Lysander podría mostrarse renuente a responderlas. 

Él lo pensó durante un momento, su mano se movía con fluidez... Desde donde Cassandra lo observaba lucía concentrado y pendiente a cada línea.

— Seguramente estudiaré derecho — respondió, ella asintió, aunque no podía imaginarlo como un abogado. Era el turno de Lysander para preguntar, pero se quedó en silencio durante un rato, Cassandra estaba a punto de recordarle cuando agregó: — ¿Por qué escribiste ese poema sobre la muñeca?

Cassandra sintió esa pregunta como un golpe bajo, después de todo, ella se abstuvo de iniciar con cualquier pregunta que tocara un tema delicado. Aunque Lysander no lo sabía, pero a partir de ese momento ella no se refrenaría.

Tomó una bocanada de aire antes de responder.

  —  Lo escribí cuando mis padres murieron, sentí que me abandonaron, entonces lo plasmé en esas palabras. Son un tanto personales para mí, por eso sentí que violaron mi privacidad cuando las leíste. 

— Yo me sentí igual cuando noté que alguien tenía mi libreta, después de todo, ahí hay dibujos un tanto...

— ¿Sombríos? — aportó ella al notar que él parecía estar buscando una palabra para describirlo.

Lysander asintió.

— Sí, y personales, después de todo se trata de mi hermana... Creo que es un tanto extraño que la dibuje tanto, alguien podría llegar a pensar que guardo sentimientos por ella y no es así, para nada — comentó él — Por cierto, lamento lo de tus padres.

 Ella negó con la cabeza.

Bueno, eso último era verdad, a Cassandra sí le había parecido un tanto extraño, pero en un principio pensó que se trataba de su novia, así que no le había dado muchas vueltas al asunto... Hasta que conoció a Selene.

— ¿Por qué la actitud de Selene es así? 

Lysander hizo una mueca, evidentemente reconoció que era hora de llegar a los temas sensibles... Cassie notó que Lysander dejó de dibujar y la miró directo a los ojos, en esa mirada se arremolinaron un millar de emociones negativas en un instante: ira, desagrado, tristeza...

  — Selene está enferma. 

Cassie frunció el ceño, era una respuesta muy mediocre de su parte. Iba a decirle algo al respecto cuando Lysander continuó con un hilo de voz: — Ella fue diagnosticada con esquizofrenia cuando tenía cinco años.  

Los ojos de Cassandra se abrieron de par en par, ella estaba conmocionada. Sí, pensaba que Selene  estaba loca pero... No que en realidad padeciera de un trastorno mental, mucho menos, algo como la esquizofrenia. Cassie no tenía muchos conocimientos al respecto pero sí sabía que se trataba de una enfermedad compleja, que afectaba la lucidez de una persona. 

Quizá, podría ser que la primera vez que se vieron ¿Selene la confundió con alguien más?¿Habría tenido algún episodio cuando destruyó las obras de Lysander? Era mejor no suponer nada, más adelante le preguntaría al joven que justo ahora había retomado su pintura y se hallaba en completo silencio. 

Cassie aguardó a que Lysander le preguntara y él pareció pensarse mucho lo que estaba a punto de decir, la miraba de reojo entre tanto y tanto, su mirada permaneciendo más tiempo sobre el lienzo. 

Cassandra tenía un mal presentimiento, algo le decía que la siguiente pregunta la descolocaría por completo y que precisamente por eso Lysander estaba tardando tanto en decirlo en voz alta. 

La joven no estaba equivocada.

  — Me gustaría saber... ¿A ti te gusto, Cassandra?

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