Capítulo XXIV: El estudio de Lysander.

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Cassandra no se molestó en despedirse de Amely, estaba demasiado concentrada en Lysander como para hablar coherentemente.  El joven de cabello blanquecino estaba inclinado contra una pared junto a la entrada de la biblioteca, tenía un libro en la mano y estaba ensimismado en su lectura, no se percataba de las personas que pasaban a su lado y le dirigían miradas poco discretas. 

Llevaba la camisa por fuera del pantalón y estaba un tanto arrugada, algunos mechones pálidos de su cabello le caían sobre el rostro, ocultando parcialmente su ceño fruncido. A Cassie le pareció extremadamente tierno verle sumamente concentrado en aquel libro, tanto así, que no la notó hasta que ella se aclaró la garganta en cuanto estuvo frente a él.

  — ¿Llevas mucho tiempo esperando? — preguntó Cassandra con una ligera vergüenza, lo último que quería era hacerle esperar de más, sin embargo, el interrogatorio de Amely la había hecho retrasarse un par de minutos. 

Y Cassie reconocía lo molesta que es la impuntualidad.  

  — En absoluto —  respondió él irguiéndose mientras doblaba la esquina de la hoja que estaba leyendo y guardaba el libro bajo su brazo.  Se pasó una mano por el cabello y la miró, como era de esperarse, no había emoción alguna en su mirada — ¿Preparada, Cassandra? 

Aquella pregunta hizo que el corazón de la joven latiera desbocado pero ella asintió, posó una mano en su pecho, como si eso pudiera ralentizar el palpitar desenfrenado. 

Como era de esperarse, fue en vano.

Desde que habían acordado este encuentro, Cassandra se había preparado psicológicamente para hacerle frente. No sabía si lo había logrado del todo, pero se sentía mucho más segura que antes y ahora pensar en ello no le avergonzaba, es más, tenía una petición para Lysander... Sería como un pequeño intercambio que le permitiría a Cassandra satisfacer su curiosidad y conocer más a aquel enigmático joven, presentía que había muchas facetas que él se empeñaba en ocultar de sí mismo. 

Caminaron uno junto al otro en silencio en dirección al estudio que Lysander reservaba. Cassandra se preguntó si tendría más pinturas ahí, cuántos obras habría culminado desde que su hermana destruyó su trabajo la última vez que estuvo en el instituto. 

  — Me planteé mucho pedir este favor, dado que no te conozco — reconoció el joven, manteniendo la mirada al frente. — Sin embargo, no sabía a quién más pedírselo, he de admitir que no hablo con muchas personas aquí. 

  — No hay problema — murmuró Cassie con un leve rubor en las mejillas, aún no se hacía a la idea de lo que podría ocurrir pero estaba dispuesta a enfrentarlo.

— Gracias. 

Cassandra miró el suelo y jugueteo con sus dedos, los nervios estaban a flor de piel pero estaba intentando disimularlos tanto como podía, después de todo, Lysander lucía impertérrito, mientras que, ella podía asegurar que su semblante dejaba ver todas sus emociones.  

Tomó una respiración profunda y decidió llevar a cabo su plan.

  — Hay algo que quiero a cambio de ayudarte con esa clase — habló ella, con más fuerza en la voz de la que pretendía. 

 Desde que Lysander le había pedido el favor, un sexto sentido le decía a Cassandra que se trataba de una pequeña mentira ¿De qué clase era el trabajo? Y ¿Por qué no utilizaba de modelo fotografías de internet? Así que, dado que sus pensamientos se habían inclinado en esa dirección, se planteó a sí misma sacar provecho también de la situación. 

  — ¿Qué es? —indagó él sin cambiar de expresión, para Cassie sería muchísimo más tranquilizador si por lo menos mostrara intriga o un cambio mínimo en su semblante, pero nada parecía perturbarlo.

—   Quiero preguntar algunas cosas.

Él dudo, deteniéndose de repente, se giró para mirarla de frente. 

  — Lo aceptó, con la única condición de que no se trate de preguntas extremadamente personales. 

— Hay un par de cosas que quiero saber sobre tu hermana, después de todo, se comportó extrañamente cuando la vi, incluso pareció perder la noción sobre dónde se encontraba — soltó la joven, sin amilanarse en absoluto y dio justo en el punto de quiebre de Lysander al parecer, puesto que el joven frunció el ceño y miró en otra dirección. 

  — Está bien — acordó al cabo de un instante — pero, yo también podré preguntar.

Cassandra se sintió victoriosa, no sabía que le deparaba el resto del día pero para cuando la noche cayese, tendría respuestas.  Ambos las tendrían y seguramente, habrían pasado tanto tiempo juntos que estarían hartos de estar en la compañía del otro... O podrían querer verse de nuevo. 

Fuese lo que fuese, Cassie estaba segura de que aquel día sería importante y aprovecharía cada instante, plantearía sus preguntas con seriedad y respondería igual. La única parte que estaba por verse era lo de dibujarla, no estaba segura de ser lo suficientemente confiada o atrevida como para... modelar, o algo similar. 

Pero, ahora no era momento de arrepentirse.

Justo cuando ese pensamiento cruzó la mente de Cassandra, ella se percató de que habían llegado a su destino. Lysander abrió la puerta de su estudio y la invitó a pasar dentro. En esta ocasión el lugar estaba mucho más organizado, mantas cubrían pinturas que estaban por todas partes y habían unos cuantos papeles con bocetos a manos por aquí y por allá, pero en general, había orden, incluso entraba la luz del atardecer a través del ventanal abierto. 

En cuanto Lysander cerró la puerta, Cassandra se llenó de incomodidad, sobretodo porque notó un sillón que no había estado ahí antes.  

  — Intenté acomodar todo, sin embargo, se me ocurrió algo mejor — murmuró el joven mientras reacomodaba algunas cosas, cerraba la ventana y acomodaba las espesas cortinas en lugar.  La oscuridad reinó durante un instante antes de que el encendiera una de las luces. 

El corazón de Cassandra estaba a punto de escaparse de su pecho, justo en ese instante lo único que podía pensar era ¿Cómo podía haber aceptado hacer algo así?

 Lysander le indicó cómo acomodarse sobre el sillón y ella siguió las indicaciones en silencio, toda la valentía que había reunido la había abandonado de un momento a otro. Él asintió, mirándola con concentración, sus ojos recorriendo su cuerpo... Todo aquello la hizo sentirse más nerviosa.

El joven acomodó un caballete y un lienzo, y comenzó a buscar sus pinceles.

Estaba de espaldas a ella cuando pidió con seriedad: — ¿Podrías quitarte la blusa?

Cassandra se ruborizó. 

N/A: ¡Gracias por leer! <3 

Por eso me gustaría saber, sinceramente. ¿QUÉ TE PARECIÓ?


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