Capítulo 45

2.9K 427 1K
                                    

—Por favor, acompáñame —le pedí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Por favor, acompáñame —le pedí.

—Otra vez con eso —resopló cerrando con fuerza él refrigerador. Hice una mueca al imaginar fuera mi cabeza—, ya te dije que debo atender la tienda.

—Por un día no pasará nada —alegué—. Esto es más importante, hasta Lila irá —argumenté señalándola. Mamá alzó una ceja mirándola esperando paciente a mi costado, casi pude escucharla decir ¿y ella para qué?—. Para darle ánimos —respondí simple. Estaba seguro que a Pao le alegraría.

—Por Dios, ya pareces acarreador político —me acusó.

Sonreí divertido sin negar el cargo, después de todo me había asegurado que todos los integrantes del club prometieran acudir. No es por presumir, pero lo logré, con excepción de Miriam y Arturo, que con sus hijas recién nacidas no podían salir mucho de casa. Aunque Arturo prometió pasar rápido cuando fuera a comprar cosas para ellas. Una visita corta, ya que no le gustaba dejar mucho tiempo sola a su esposa con las bebés. No sabía por qué si, siendo honesto, estaban más seguras sin él.

—Escucha, no lo hagas por mí —comencé mi otro discurso, sin rendirme—. Piensa en Pao —remarqué conociendo a ella no podía decirle que no. Funcionó, lo noté en su expresión—, en lo dulce que es contigo, en lo mucho que valoraría tu apoyo —enumeré—. Creo que merece la acompañemos después de todo lo que hace por nosotros, ¿no?

Mamá reflexionó en silencio. Adelanté la respuesta.

—Bien, así cambia la cosa —admitió.

Escondí la sonrisa victoriosa antes de recordar algo muy  importante. Ella me miró intrigada al verme rebuscar algo en mis bolsillos. Su expresión pasó de la confusión al horror cuando se lo entregué.

—¿Estás chantajeándome? —se escandalizó.

—¿Qué? —Reí ante su hipótesis, negué aún con una carcajada en los labios. ¿Por que lo haría si podía conseguirlo gratis?—. Es para que compres algo en el evento, lo que sea —le resté importancia—, en realidad es solo para ayudar.

Necesitaban el dinero. Ojalá reunieran suficiente, aunque cuando se habla de dinero nunca lo es, supongo que podía ser considerado un triunfo simplemente cumplier las expectativas.

Mamá no dijo nada, pero no hizo falta, su rostro gritó estaba ahogándose con un sin fin de ideas. El lío fue que, al ser tantas, no entendí una sola. Contemplé la manera en que me estudió, descubrí que intentaba encontrar algo y comencé a ponerme nervioso al notar no daba con él. ¿Qué había dicho mal? Habías tantas opciones.

—O si quieres algo funcional pues mejor —propuse, cambiando de enfoque—. Lila está dispuesta recibir regalos —le recordé. Ella ladró apoyándome. Esa era mi chica, convenenciera igual que yo.

—Ver para creer —murmuró al fin, dejándome igual de confundido.

—¿Eso es un sí? —pregunté para confirmar cuando pasó a mi lado dándome una sutil palmada en el hombro.

El club de los rechazadosWhere stories live. Discover now