CAPÍTULO 8

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Diana de Gales

La pregunta deja con sorpresa a la reina y al duque quienes de inmediato dirigen una mirada hacia mi.

—¿acaso tienen una noticia que darnos?—pregunta la reina sonriendo con diversión.

—no, ninguna majestad—le digo un poco nerviosa.

—pero esperamos muy pronto tener una—dice Carlos y el duque mira la escena con felicidad.

—respondiendo a tu pregunta, claro que nos gustaría tener otro nieto, le dan armonía al palacio—dice el duque y vuelve su mirada a Harry con una sonrisa, mientras juega con sus pequeñas manos.

—una princesa es lo que nos hace falta, una niña que nos llene de mucha más alegría—dice la reina.

—así es madre, nosotros también queremos tener una niña.

—esperamos pronto nos den la buena noticia—finaliza el duque.






El duque y la reina habían tenido que ausentarse durante algunas horas, tenían que tratar asuntos exteriores al parecer

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El duque y la reina habían tenido que ausentarse durante algunas horas, tenían que tratar asuntos exteriores al parecer.

Nos encontrábamos en el salón del palacio, la princesa Ana se encontraba con nosotros en estos momentos. En sus brazos estaba Harry quien dormía tranquilamente y William se encontraba jugando con uno que otro juguete que había. Carlos estaba a mi lado mientras hablaba con su hermana.

—entonces viajaran a Balmoral—dice ella.

Carlos le había comentado a su hermana sobre el viaje que haremos hacia Balmoral. Estamos de acuerdo en que tomarnos un descanso ahí no estaría nada mal, además la reina estuvo de acuerdo en eso cuando se lo comentamos.

—así es, pasaremos una semana en Balmoral, nos iremos el viernes si es posible—responde Carlos.

—pues me parece bien, después de todo lo tienen muy merecido.

—en eso tienes razón.

—y tu diana, ¿que piensas al respecto?—pregunta la princesa Ana sonriendo.

—estoy de acuerdo con usted, un descanso siempre es algo bueno—respondo.

—eso puede servir para que me den otro sobrino—dice ella.

—al parecer todos quieren un nuevo integrante en esta familia—le digo y río un poco.

Las puertas se abren y todos dirigimos la mirada hacia ellas.

Un hombre entra y hace reverencia.

—su alteza real el príncipe Carlos tiene una llamada—dice el y Carlos se queda por un momento sentado, antes de levantarse y darme una mirada.

—ya vuelvo—dice y después sale del salón.

La princesa Ana juega con Harry y mantiene su mirada con el, mientras William corre de un lado para el otro.

Harry decidió bajarse de las piernas de su tía para ir a jugar con su hermano, el pequeño tenía mucha energía al igual que William.

—diana—llama la princesa. Al instante yo dirijo mi mirada hacia ella.—quiero hacerte una pregunta.

—con gusto le responderé.

—¿sabes algo de Timothy Laurence?—pregunta ella y me sorprende un poco.

—solo se que trabaja para su majestad la reina, no se nada de su vida personal, empezó a trabajar hace poco para la reina—le respondo, en realidad no sabía nada de aquel hombre.

—bueno, al parecer es un hombre reservado—dice ella y voltea a mirarme. Yo asiento con una sonrisa y vuelvo mi mirada a Harry y William.

Era un hombre nuevo y como dijo la princesa un hombre reservado, aunque claro, tampoco puedo obtener mucha información de él.

El sonido de las puertas abriéndose llama mi atención, dirijo mi mirada hasta la misma y miro a Carlos entrando, el sonríe para William y Harry cuando los ve juegar.

Devuelvo la mirada hacia el frente y miro como la Princesa Ana sigue a Carlo con la mirada, incluida una sonrisa.

Siento los pasos de Carlos cerca de mi, para finalmente sentir su manos sobre mis hombros.

—¿podemos hablar, a solas?—pregunta el cerca de mi, casi en un murmuró.

—si—le digo un poco desconcertada por su pregunta.

Me levantó y le doy una sonrisa a Ana, rodeo el mueble y me dirijo hasta la salida.

—ya volvemos—dice Carlos a Ana.

—yo lo cuido, tranquilo—dice ella.

Salgo del cuarto finalmente y me pongo unos pasos más adelante de la puerta.

Respiro profundo y cierro los ojos antes de escuchar la puerta cerrarse. Vuelvo a la realidad y volteo a mirar a Carlos.

—y bien.

—Diana tengo que irme—dice y yo lo miro un poco extraño.

—¿por qué?

—se que tal vez no te guste, Diana. Pero tengo que ir con Camila—responde, no puedo creer esto otra vez.

—¿para que iras con ella, que necesidad tienes? Pasa este pequeño tiempo con tus hijos, no lo hagas por mi, se que nunca lo harías por mi, pero hazlo por ellos—el dolor me invade y mis propias palabras duelen.

—Ella sufrió un accidente...

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