CAPÍTULO 30

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Diana De Gales

El puente de Londres ha caído.

Una frase, que se conformaba por seis palabras. Pero tenía un significado tan grande para esta situación, más cuando la frase sólo anunciaba el fin de una vida. Una frase que no queríamos que se dijera y mucho menos que tomara su significado.

Había sido un golpe muy fuerte, que hizo que el mundo entero se impresionará, que muchos llorarán y que la tormenta llegará para nosotros.

La muerte de una reina, una muy importante, que logró marcar una historia. Todo se había vuelto gris en su muerte, sobre todo, para el hombre que compartió toda una vida a su lado.

Había sido algo sorprendente y devastador, sin duda no nos esperábamos esto. Una mujer tan fuerte como ella no podía decaer en un segundo. Pero se había hecho realidad, de la peor manera, nadie estaba preparado para esto. La reina aún tenía mucho por vivir y hacer.

Todo había sido tan rápido, sabíamos que estaba enferma, pero no nos esperábamos que ella muriera.

Había llorado, todos lo habían hecho. Una capa de dolor invadió el palacio, haciendo que muchas lágrimas fueran derramadas y realmente había causado mucho daño. En sus hijos, nietos, su hermana y todos los allegados a ella, incluso al pueblo. Pues la reina logró ganarse el amor, cariño y respeto de las personas, las cuales le habían traído flores y habían llorado, mostrando el agradecimiento hacia ella y el dolor que les causaba su muerte.

El negro del luto, se había visto en todas las personas dentro del palacio y nadie podía ponerse otro color de ropa, que no fuera ese.

Con respecto a la discusión que tuvimos Carlos y yo, no era el momento para seguir con eso. Era momento de estar con él y apoyarlo, era la muerte de su madre y una gran responsabilidad frente a él. El me necesitaba y me lo había hecho saber de muchas formas.

Miraba los diversos tipos y colores de flores, que habían sido puestas fuera del palacio. Mientras escuchaba el sonido de las personas llamándonos, también dejando saber que acompañaban a Carlos en su dolor tras la pérdida. Al igual que a sus demás hijos, también al duque, el cual todavía no había tenido suficiente valor para salir a mirar las flores dedicadas a su esposa. Estaba realmente mal.

Carlos me acaricio levemente la espalda, haciendo que dirija mi mirada hacia el, dejando de ver los ramos de flores. El me hizo una señal para que vayamos a saludar a las personas, me asentí y empezamos a caminar en dirección a la multitud.

Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, extendimos nuestra mano para saludarlos, todos nos saludaban y deseaban buenas cosas para nosotros, también diciéndonos que seamos fuertes ante la pérdida. El pueblo y las personas son muy amables, siempre me a gustado se cercanos a ellos. Pasamos tiempo saludando a las personas y después volvimos dentro del palacio.

Cuando llegamos, vimos a todos reunidos en el salón, mientras esperaban el momento de ir hasta Wenmister. Para la corta procesión de la reina hasta la abadía y después hasta el lugar de su sepultura en Windsor.

Nadie decía nada, todos refugiaban su dolor en las personas que más les parecía conveniente.

Mire a Harry y William, los cuales tenían su mirada triste y nada de ánimo en sus rostros.

—¿donde están las niñas?—pregunta Carlos a mi lado en un tono bajo de voz.

—durmiendo. Las niñeras están cuidando de ellas—el se encuentra a mi lado, mirando a todos los que se encuentran frente a él.

Sabía que estaba mal, por su madre y por el trono. Para Carlos esa era una responsabilidad muy grande y no sabia si estaba preparado para tal cargo. Aún así, le había dicho que el estaba preparado para hacerlo. Me puse frente a él, haciendo que llamara su atención y el haga contacto visual conmigo.

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