Que pasaría si Diana y Carlos si hubieran tenido un amor, algo que fuera verdadero y el amor reinará en ellos. Eso es algo que pasara gracias a sucesos que harán que Carlos empiece a descubrir los verdaderos sentimientos hacia ella.
Una palabra que tenía un gran significado en la sociedad y que sin duda era sagrada para la iglesia. Era un símbolo de amor, pues se suponía que ese era su significado, que dos personas habían decidido unir sus vidas y sus caminos en uno mismo. El matrimonio era espontáneo y de decisión propia, sin embargo en la realeza no siempre era así.
Fue la razón por la que mi matrimonio con diana no tuvo el significado del mismo. Simplemente porque había sido planeado, fue organizado a la conveniencia de la familia. Pero sin darme cuenta le había hecho daño ha alguien que no tenía la culpa y que realmente se caso conmigo por amor. Diana.
Cuando nos casamos yo aún estaba en esa idea de querer a camila como mi esposa, aunque nunca sentí amor por ella, por lo menos no lo que para mi es el amor. Solo sentía atracción, sabía perfectamente que lo de Camila y yo era algo totalmente imposible, y tal vez eso era lo que me atraía.
Al conocer a diana el sentimiento de atracción se hizo presente al instante, además de su sencillez y belleza deslumbrante, su carisma y lo cálida que era con las personas. Sin embargo cuando nuestro matrimonio fue anunciado empeze a buscar culpables, ya que esa unión significaba no estar con Camila y me sege a mi mismo, culpando a Diana. Los primeros años de nuestro matrimonio habían sido un total infierno para ella, sin darme cuenta la estaba matando poco a poco y solo veía mi dolor, pero nunca el de ella. Y ahora quería enmendar todo el dolor que le había causado.
Durante la noche no pude dormir muy bien, aunque pude contemplar a diana mientras dormía a mi lado.
Realmente me había sorprendido que se enterara del embarazo de Camila, no pensaba contárselo ya que no le veía importancia, porque no tenía nada que ver conmigo.
Esta vez le decía la verdad, ese pequeño no era mi hijo. Se que era difícil para ella creerme después de tantos años de mentiras, pero aún así esta vez decía la verdad.
Nunca planie tener un hijo con ella, sabía perfectamente el lugar que ella ocupaba y tenía muy en claro que no quería que Camila fuera la madre de mis hijos.
—entonces mandare a llamar al pintor—la voz de mi madre me saco de mis pensamientos.
Nos encontrábamos en el palacio de Buckinham, mi madre nos había mandado a llamar. El motivo de la reunión era el acercamiento de mi aniversario con diana, estábamos a veinticinco de julio, faltaban solo cuatro días para cumplir otro año más junto a diana.
—¿cuando quiere que seamos retratados su majestad?—Diana pregunta a mi lado.
—mañana, quiero que el día de su aniversario se de a conocer el retrato de los dos—mi madre responde mientras nos brinda una sonrisa.
—¿será en Kensington?—le preguntó a mi madre, realmente quería que fuera ahí, ya que era nuestro hogar y residencia.
—así es.
—¿será exhibido en la celebración?
—si, seria una bonita muestra de ustedes dos, más en la celebración de su aniversario.
Mire a diana esperando que dijiera algo, aunque a mi parecer todo estaba bien. Vi que acerco la taza de café sin embargo al olerla la alejo discretamente, para después dejarla nuevamente donde estaba. Ella hizo un pequeño gesto de desagrado y respiro para mirar al frente nuevamente.
—diana, el sastre te espera el lunes en horas de la mañana, para la última prueba del vestido que llevaras el día de la celebración—recuerda mi madre.
—estaré ahí—dice diana intentando dar su mejor sonrisa.
Sabía que no se sentía bien, así que tome su mano entrelazandola con la mía, ella me dio una leve mirada y una sonrisa.
Las puertas del salón se abrieron y uno de los guardias de la puerta entró.
—su majestad el duque de edimburgo—mi padre entró por la puerta con una sonrisa.
—que gusto volverlos a ver—mi padre se acercó a mi madre y le dio un corto beso en muestra de saludo.
Luego se acerco a diana y a mi para saludarnos.
Diana se levantó y mi padre le dio un abrazo después de saludarme, ella sonrió y respondió al abrazo.
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El día había transcurrido con normalidad, habíamos estado en Buckinham toda la mañana hasta el almuerzo, después de compartir el almuerzo con ellos regresamos a Kensington, puesto que Harry y William nos esperaban. No los habíamos llevado con nosotros porque al momento de irnos ellos aún estaban dormidos, pues mi madre nos había citado muy temprano.
Al llegar compartimos con los niños la mayor parte de la tarde, era viernes y como si de un milagro se tratase no tuvimos ningún compromiso, ningún evento por atender y ninguna entrevista, habíamos estado libres durante el día.
Ahora nos encontrábamos en la habitación, habíamos dejado a Harry y William en su habitación jugando y al cuidado de sus niñeras, diana no se sentía muy bien y decidí acompañarla.
—deberíamos llamar al doctor—sugiero.
—no es necesario, estaré bien—dice diana desde el baño.
Me levantó del mueble y me dirijo al baño, la miro tomando una pastilla y mirándose al espejo.
Me acerque a ella y la tome por la cintura para acercarla a mi, sentirla cerca era una de las mejores sensaciones, diana se nota un poco sorprendida sin embargo no se resiste.
—te miras cansada.
—lo estoy, últimamente tengo más sueño de lo común.
—entonces deberías descansar.
Acerco mis labios a los suyos juntándose en un beso. Es cálido y corto a la vez, sin embargo se siente muy bien.
Cuando ella se separa sonríe y se apoya sobre mi pecho, su acto hace que me sienta bien.
—Carlos jurame que la respuesta que me diste ayer sobre lo que te pregunté es cierto.
—lo es diana, te dije la verdad. Se que no es fácil empezar de nuevo, pero hay que intentarlo, por nuestros hijos, por nosotros y por los sentimientos que tenemos.
—te amo—menciona diana y eso hace que la felicidad se presente en mi, es la primera vez que esas dos palabras me producían algo, y más viniendo de diana.
El silencio inundó el espacio durante segundos, no sabía que decir ante lo dicho, solo deje que mis sentimientos respondieran.
Diana se separo de mi y su mirada se conecta con la mía. Su mirada quería una respuesta, pero se que también temía cual sería mi respuesta, pero finalmente supe que responder.
