Libro 1
Hydra Cassiopeia Potter, la elegida, la niña que vivió, una agente especial entrenada...alto,
¿Agente especial entrenada?
Si, en esta historia de un mundo alterno dónde Harry Potter en realidad es una chica rubia con muchos secretos y resp...
—Que podemos hacer para quitar el sello en sus habilidades y quitar todas las compulsiones? —pregunto Snape luego de un rato de silencio analizando la situación.
Por la mente de aquel hombre, solo había una palabra, un pensamiento que no lo dejaba en paz.
Traición.
Era en lo único que podía pensar Severus Snape.
Había confiado plenamente en Dumbledore. Confiando la vida de su mejor amiga y amor verdadero.
Tenía sus sospechas. Pero quería creer que era mentira. Que no utilizaría a una pequeña niña de once años para lograr su cometido. Pero su dió cuenta que no era así, cuando aquel día envío esa carta.
Al principio no pudo reconocer la letra. Pero luego de un tiempo se volvió obvio.
El fue quien le prohibió ver a Hydra. El fue quien la alejo de el. El fue quien no permitió que se quedará con su custodia.
Albus Dumbledore fue el culpable de la muerte de los padres de Hydra.
No Sirius Black como todos creían.
Ni de James Potter al dejar a su esposa e hija solas para ver si su amigo se encontraba bien.
Ni de Peter Pettigrew al revelar la ubicación al-que-no-debe-ser-nombrado.
Fue de Dumbledore.
—Podemos quitar todos los sellos y las compulsiones. Pero es recomendable esperar. —hablo el duende, pero sintiendo la mirada de severidad que le dió el mayor continúo a explicar —: La niña apenas tiene once años. Por lo que su núcleo mágico original apenas está empezando a desarrollarse como tal. Si quitamos las compulsiones ahora como quiere que hagamos y a eso sumamos quitar los sellos, estaría débil y enferma durante un tiempo. —termino de explicar con seriedad.
Severus solo asintió entendiendo la situación. Era mejor esperar un año o dos.
—Bien, vamos a sacar dinero de la bóveda de Hydra para sus útiles escolares y volvemos en unos años para quitar sus sellos y compulsiones.
Hydra que se había mantenido callada durante este tiempo solo asintió y se mantuvo recta dando a entender que estaba de acuerdo con todo lo dicho.
(...)
Luego de un rato, Hydra ya tenía todo de su lista. Solo faltaban dos cosas muy importantes. Su varita y su lechuza.
