Libro 1
Hydra Cassiopeia Potter, la elegida, la niña que vivió, una agente especial entrenada...alto,
¿Agente especial entrenada?
Si, en esta historia de un mundo alterno dónde Harry Potter en realidad es una chica rubia con muchos secretos y resp...
El día del mundial había pasado y un aire de tension se notaba en Londres mágico.
Esa noche, la marca tenebrosa había aparecido en el cielo y eso los tenía nerviosos.
Aquella noticia conmociono a todos pero no más que el anuncio que seguía rondando las calles que Hydra Potter era la princesa.
No pudo tener una tarde normal en el callejón Diagon sin que todos bajarán sus miradas o hicieran reverencias.
Ese día era 1 de septiembre y por fin vería a su padrino en Hogwarts.
O bueno, como ella ya le decía.
A su papá.
Había tomado la decisión de decirle papá, porque eso era para ella. Un padre.
Así que desde hacía ya un tiempo que no solo a Severus, si no también a Sirius y de vez en cuando a Tom. Les decía papá.
En ese momento, estaban en el vagón del tren escarlata para ir a Hogwarts.
Y resulta, que habían incluído un vagón grande y especial, solo por ser la princesa.
Así que allí estaba ella, en un vagón que parecía sala de hotel, leyendo un libro mientras acariciaba a Moon.
Theo y Draco junto a ella jugando ajedrez.
Blaise y Adhara hablando de sus misiones.
Ginny, Pansy, Daphne y Tori hablaban de chicos.
Y Adam dormía.
Obviamente Cygnus no estaba allí, en palabras de Draco, el había dicho que "tenía mejores cosas que hacer".
Pero eso a ella no le importaba, dejo de importarle en el momento en el que empezó a ignorarla.
Escucharon un toque en la puerta del vagón.
— ¡Adelante! —dijo Blaise.
— ¿Puedo pasar? —la voz de Cygnus llegó a oídos de todos.
Todos voltearon excepto Hydra, estaba muy ocupada en el libro como para prestarle atención.
— ¿Ya no tienes "cosas más importantes que hacer"? —pregunto Draco fríamente.
— Solo quería pasar algo de tiempo con mis amigos... Y con Cassie. —dijo tímidamente.
— ¡Ah! Ahora sí es Cassie, ¿Verdad? Pero ni siquiera después del partido te acercaste a decir cómo estás. —la rubia saco la vista de su libro y lo miro con frialdad.
