Capítulo 10. Cuarenta y tres

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Por un momento creí que estaba bromeando, que solo quería jugarme una muy mala broma, sin embargo, al ver como los segundos pasaban con una opresión en mi pecho, su rostro no cambiaba, no expresaba diversión, no me decía nada que pudiera delatarlo...

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Por un momento creí que estaba bromeando, que solo quería jugarme una muy mala broma, sin embargo, al ver como los segundos pasaban con una opresión en mi pecho, su rostro no cambiaba, no expresaba diversión, no me decía nada que pudiera delatarlo por hacer una broma de tal magnitud.

Permanecía inmóvil y yo apenas podía respirar.

—Tomarnos un tiempo —repetí, casi incapaz de comprender esas tres palabras—. Gastón... ¿Por qué me dices algo así?

La falta de ruido me abrumaba. Gastón lucía un semblante duro y frío.

—Porque creo que quien ocupa tiempo para pensar eres tú.

Una daga imaginaria me atravesó el pecho. El pinchazo apenas pude soportarlo, ¿Separarme de él un tiempo?

—Estás siendo muy injusto y cruel.

Eso lo hizo reaccionar con un bufido y noté como sus manos formaron puños.

—¿Injusto y cruel? ¿De verdad te he parecido así? —se tomó unos segundos para presionar el puente de su nariz con los dedos y luego de un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía enfrente, sujetándome la barbilla con dureza hasta encajonarme en la pared—. Has despertado en mí el amor, Maddy, no tengo duda de eso, pero yo no he recibido nada que me demuestre que estarás dispuesta a todo con tal de estar conmigo. Tienes dudas, proyectos personales y miedo por quien soy —sus ojos lanzaron un brillo antinatural que me desarmó—. No quiero obligarte a nada que no quieras porque significas mucho para mí. Por primera vez en mi puta vida estoy pensando en alguien más sobre mis prioridades, y deseo que me elijas porque eso es lo que quieres, no porque me temas.

Mi corazón casi se detenía ante sus palabras que parecían choques eléctricos de una tortura antigua.

—Eso... quiere decir que ¿Me liberas del pacto?

Su mirada fue punzante que caló hasta los huesos, su mandíbula se tensó y creí por un momento que no iba a responder.

—Si lo quieres ver de ese modo, sí.

—Gastón no...

—Maddy, si te ayuda en algo para tomar una decisión —su penetrante e intensa mirada me perforó—. No soy alguien bueno, pero por ti soy capaz de destruir lo que sea. ¿Tú qué harías por mí?

Una segunda daga imaginaria atravesó otra parte de mi pecho.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

—Joder... cuarenta y tres —el tono de Nora fue de impacto.

Saqué un maldito cuarenta y tres en el examen de cirugía.

—Nunca habías sacado una calificación por debajo del setenta ¿Está todo bien, Maddy?

Janis se miraba realmente preocupada por mi actual desempeño mediocre. Había reprobado un examen por primera vez en mis veinte años como estudiante.

3° El amo del desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora