Capítulo 23. ¿A quién le eres leal?

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Mi corazón se estaba paralizando y me costaba seguir dando pasos firmes hacia lo que claramente era un arresto

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Mi corazón se estaba paralizando y me costaba seguir dando pasos firmes hacia lo que claramente era un arresto.

—Gastón Le Revna, queda arrestado por ser el principal sospecho de la desaparición de la familia Wright.

Joder, la familia de Janis.

Gastón se mostró inalterable ante las acusaciones hacia él. Esto no me gustaba, el oficial no venía solo y estaban armados hasta los dientes. Cortalenguas refunfuñaba al ver como los humanos se atrevían con absurda audacia a enfrentar a uno de los vampiros más letales y poderosos del mundo.

Tuve que detener a la gárgola porque no dudó en ir a defender a su amo.

—No creo que quiera hacer eso —entrecerró los ojos—, oficial —esa palabra la sacó con mucho esfuerzo, un susurro de advertencia—. ¿Qué clase de pruebas tiene que me acusen a mí de ser el principal sospecho?

—Tenemos un testigo, y por obvias razón no voy a revelar su identidad.

Parecía que era una batalla entre ellos porque ni si quiera notaron mi presencia hasta que fui un claro movimiento en su panorama lateral. Estaba bien cubierta y me coloqué detrás de Gastón junto con Cortalenguas quien no dejaba las miradas amenazantes para los oficiales que ya tenían a la vista todas sus armas.

—Usted elige, señor Le Revna, nos acompaña por las buenas o tendrá que ser por las malas.

Gastón se tensó.

—Cuanto atrevimiento al dirigirse así a mi...

—Silencio —ordenó Gastón antes de que Cortalenguas terminara de hablar. Volvió a ver al hombre con la placa de policía—. Lo acompañaré para aclarar el malentendido, no para ser arrestado.

El oficial Darlond no apartó la mirada.

—Las pruebas lo acusan a usted.

—Veremos si son contundentes esas pruebas.

Darlond hizo una seña hacia sus hombres para ir en busca de Gastón, pero con un solo movimiento de cabeza del vampiro todos se quedaron quietos.

—Si me tocan, lo van a lamentar —advirtió Gastón en un tono ominoso—. Iré en mi auto.

—No veo la razón para que vaya en su auto, está arrestado.

—He dicho que iré a aclarar ese asunto, no para que me encierren.

Algo no me gustaba, pude notar como Gastón se imponía ante la demanda del oficial. Los demás del personal de policía temblaban por el miedo que imponía el vampiro, no estaban seguros de dar otro paso cuando se los ordenó el oficial, todos dudaban, se intercambiaban miradas entre ellos y de pronto...

Las rejas de la entrada se cerraron de golpe.

El ruido estruendoso me hizo dar un sobresalto. Esto no terminaría nada bien.

3° El amo del desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora