❝Chaos theory ii.❞

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  La teoría de las estructuras disipativas, conocida también como teoría del caos, tiene como principal representante al químico belga Ilya Prigogine, y plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos. El observador no es quien crea la inestabilidad o la imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí, y un ejemplo típico el clima. Los procesos de la realidad dependen de un enorme conjunto de circunstancias inciertas, que determinan por ejemplo que cualquier pequeña variación en un punto del planeta, genere en los próximos días o semanas un efecto considerable en el otro extremo de la tierra.

  —  ¡Camila! Dinah está aquí. —  La fuerte voz de Sinuhe recorrió la casa de los Cabello, llegando hasta la habitación de arriba, perteneciente a la mayor de sus hijas. Aún faltaba tiempo para entrar a clase, pero ella y su amiga habían acordado verse antes para merodear un poco en los alrededores, hasta que llegara la hora de entrada. Camila seguía en la cama, envuelta entre las sábanas, sin la más mínima intención de salir. Sin embargo, sabía bien que si no se levantaba por su cuenta, Dinah subiría a arrastrarla de los pies. Era algo que ya había sucedido anteriormente, y que preferiría no repetir. — ¡Dile que ahora bajo! —  Exclamó, esperando que su madre llegara a oírla. — ¡Dice que ahora baja! —  Escuchó la voz de Sofía, mientras ésta corría escaleras abajo, considerando aquél cómo un importante comunicado que debía llevar. 

Sin demasiado afán, la adolescente buscó el uniforme entre su desorden de pertenencias, y se lo puso con rapidez. Se peinó un poco el cabello, se aplicó una poco notoria capa de maquillaje, y ya se encontraba lista para bajar.

Su mejor amiga, Dinah Jane, estaba sentada en el sofá charlando con su madre. Resopló al oír más de una risa infantil, asumiendo que la rubia había traído a su hermana.  — ¡Al fin! — Al verla, se levantó del sofá, alzando los brazos. — Creí que no bajarías nunca. Estaba por pedirme un té. — Bromeó, encaminándose hacia su amiga, quién estaba bajando los últimos escalones, aún bastante adormilada. — ¿Que hace aquí Regina? — Cuestionaba Camila, alzando una ceja. — Oh, quería jugar con Sofi. Me la llevaré luego, descuida. — Respondió la otra muchacha, mientras vigilaba a la niña de reojo. Sinu adoraba a Regina, por lo que no tenía ningún problema en cuidarla mientras jugaba con Sofía. Ambas eran muy buenas amigas, al igual que sus hermanas mayores. Alejandro ya había salido a trabajar, desde muy temprano, y por suerte su mujer tenía libre aquella jornada. De otro modo, la menor de la casa debía quedarse sola hasta que llegara Camila. 

 —  Camila, ¿No deberían ir saliendo ya? —  Inquirió su madre, al fijarse en el reloj de muñeca que llevaba puesto. — Podría llevarlas yo hoy. Supongo que Dinah sabrá que te gusta saltarte clases, y Mamá tiene que estar vigilándote cómo si fueras una niña. —  Aquella mujer podía ser un amor cuando se lo proponía, pero al seguir enfadada por algo que hizo su hija, también dejaba ver ese típico lado no tan amable que tienen todas las madres. La aludida rodó los ojos. Sabía que, sin importar lo que dijera, Sinuhe la llevaría a la escuela para controlar que ingresara a la misma, por lo que acotar cualquier cosa sería un gasto innecesario de saliva. Dinah rió por lo bajo ante la escena, cubriéndose la boca con la mano.

De las tantas cosas que su familia no sabía sobre ella, se encontraba el hecho de que Camila tendía a involucrarse en peleas con otras chicas, debido a las provocaciones que les hacía a éstas. Se metía con sus novios, simulaba estarles coqueteando, o demás acciones que pudieran ocasionar un terrible enfado por parte de éstas, y luego sólo les recordaba al resto de estudiantes su autoridad al resultar vencedora en estos breves encuentros, caracterizados por ser meros puñetazos y tirones de cabello hasta que la otra chica desistía. El único motivo que tenía para hacer esto, era ganarse una buena reputación entre otros alumnos, y volverse una figura respetable. A otros les daba terror interponerse en su camino, y el sentimiento de superioridad que esto le provocaba era incomparable con ningún otro. 

Para ser honesta, no estaba dentro de sus planes entrar a clases ese día. Sabía que, en literatura, se le sería asignada una pareja al azar. Cada vez que se le advertía de esto, se ausentaba a la clase, y al regresar, sólo se acoplaba al grupo en el que hubiesen puesto a Dinah. Era una gran estrategia, que venía funcionándole desde principios de año, pero que al parecer no podría aplicar durante esa jornada. Protestó, pero tuvo que resignarse a subir al coche de todas formas, y acomodarse en el poco espacio que quedaba en el asiento trasero gracias a las otras tres personas que viajaban en él; su hermana, su mejor amiga, y la hermana de su mejor amiga. No se la veía nada entusiasmada por ingresar al colegio, pero ya no le quedaba otra escapatoria. Su madre se había empeñado en no quitarle los ojos de encima, y la maldecía en su interior por ello. 

Ocupó uno de los últimos asientos del salón, sorprendiendo al resto de estudiantes con su presencia a tiempo. Algunos incluso estaban impresionados de que hubiese asistido. Los chicos se acercaban a chocar el puño con ella, a modo de saludo, algunas chicas le dirigían un saludo. Cualquiera sabría de su existencia, y era imposible ignorarla. Su nombre resonaba en cualquier pasillo de la escuela, fuera por las maldades que hacía, o por los muchos que hablaban de lo enamorados que estaban de ella por ser una mujer difícil de conseguir. El amor no tenía lugar en su vida, sin embargo. Había tenido unos pocos novios hasta entonces, pero ninguna relación en la que ella participara funcionaba muy bien. No quería estar atada a nadie, y no estaba dispuesta a abandonar sus libertades por un chico, y estos factores la llevaban a acabar sus noviazgos de forma abrupta y en malos términos. 

Al inicio de la clase, un asiento seguía vacío. Era el que estaba entre "el hobbit rubio" y "la negra mandona", cómo ella las llamaba, así que debía ser el de la perdedora de Lauren Jauregui. No le había puesto un apodo en especial a la susodicha, pero la conocía por ser una idiota que no paraba de estudiar en ningún momento, y que contaba con una nula vida social. Se había reído de ella algunas veces junto a sus amigos, pero terminaba dándole pena. 

La profesora formó algunas parejas, y era de esperarse que no la pusiera con Dinah. Pretendía ponerla con Normani, pero ésta se quejó tanto por quedarse con Ally que finalmente la juntó con Diamond, otra de sus compañeras.  Camila estaba esperando lo peor, al ser dejada para el final. La señora Cowell le dijo que tenía algo planeado para ella, y eso no sonaba nada bien. Debía de ser otro de sus planes para mejorar su conducta, que siempre acababan en lo mismo. Poco después de ello, entró alguien más al salón; Jauregui. Era la primera vez que la veía llegar tarde. El asiento que quedaba vacío, era el que estaba ahora a su lado, ya que los estudiantes habían sido reubicados de sus lugares escogidos. Notó la mirada preocupada de la castaña al notar que debería sentarse con ella.

Un llamado por parte de la docente la hizo levantar, y lo hizo, con mayor intención de corregir su apellido que de prestar atención a lo que tenía para decirle. — Deséame suerte. — Murmuró, cercana al rostro de Dinah, antes de acercarse a dónde la requerían. Apoyó su brazo en la mesa perteneciente a la profesora, clavando sus ojos en los de ella. — Ya te lo he aclarado antes. Es CABELLO, no Estrabao. — No quería ser conocida por el apellido de su madre, que no le agradaba en lo absoluto. Cabello era al que estaba acostumbrada. — Mira, Camila, quiero que trabajes con Lauren esta vez. Confío en que ella te ayudará con este tema, y entre las dos podrán sacar algo bueno. — La señora pasó de fijarse en ella, a observar a Lauren, tratando de que el mensaje llegara de igual forma a ambas. No podía ser posible. — ¿¡Con la idiota de Jauregui!? Debes estar bromeando. — Aquello le salió del alma. Si había algo que no quería hacer, era trabajar con ella. No quería ir a su casa, pasar más de diez minutos a su lado, ni formar parte de nada relacionado con ella. — Cuida tu vocabulario, por favor. Ya las anoté en un mismo proyecto. Sé que lograrán hacer algo genial si trabajan en equipo. Es más, ¿Que tal si se sientan juntas hoy? —.

 Si no la hubiesen atrapado escapándose de la escuela la vez pasada, su madre no estaría enterada de que lo hacía. Si su madre no lo supiera, habría salido temprano aquella mañana. Si Sinuhe hubiese salido temprano, no podría haberla llevado en coche a la escuela. Si no la hubiese llevado en el coche, nadie habría controlado que no volviera a escaparse. Si no la hubiesen controlado, ya estaría divirtiéndose con sus amigos fuera de aquella cárcel. Y si no hubiese ingresado en primer lugar... No tendría que cooperar con Lauren Jauregui en un mismo proyecto. 


 Una pequeña variación imprevisible en su rutina, acababa de afectarla por completo. La teoría del caos.  

She keeps me Warm ;; CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora