❝Payback time.❞

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Jamás se había sentido tan mal. Su estómago estaba revuelto, su cabeza dolía cómo nunca antes, y había olvidado gran parte de lo sucedido horas atrás. De hecho, tardó varios minutos en darse cuenta de que estaba en casa de Lauren y recordar su razón de estar allí. Había demasiado silencio cómo para ser la casa de Dinah, y sabía que su madre no la dejaría volver a la propia si decidía no hacerle caso y salir con Shawn otra vez. No tenía idea de que había pasado con su novio, ni por qué habían peleado esta vez, pero recordaba a la perfección la calidez que encontró entre los brazos de la idiota de Jauregui. Sus ojos ardían de tanto llorar, y asumía que estaba hecha un desastre. El sofá no era cómodo, y para sumar a sus dolores, se añadía el de su espalda. Se incorporó, algo mareada, y ubicó las manos en su cabeza. Quería seguir llorando, pero ya no tenía lágrimas para hacerlo. Permitió que el tiempo pasara, preguntándose que hora debía ser. El sol no se asomaba por las ventanas aún, lo cual le daba a pensar que era muy tarde, y que debería volver a dormir. Quizás lavarse un poco la cara la ayudara a retomar el sueño.

Se levantó con dificultad, y trató de recordar cómo llegar al baño en que había devuelto la poca comida alojada en su interior. Aún sentía el rostro pegajoso, por el maquillaje esparcido a lo largo de sus mejillas, pese a haberlo limpiado un poco gracias al papel. Al fijarse en el corto pasillo que llevaba a las habitaciones, supuso que alguna de ellas sería el baño, pero algo más llamó su atención. Una de las puertas estaba abierta, y de ella provenía una luz que no dejaba de titilar. Se asomó, para averiguar que podía ser, extrañada de que alguien siguiera despierto tan tarde. En la puerta, leyó el nombre de Lauren. Y  al fijarse en la luz, resultó ser un teléfono. No conseguiría volverse a dormir si veía esa luz, así que buscó una forma de apagarlo. Fuera por la oscuridad, por el sueño, o por los efectos del alcohol, confundió ese teléfono con el propio. Todos los iPhones eran similares, y para empeorarlo, ella y Lauren tenían el mismo modelo. Los mensajes llegaban uno tras otro, y eran demasiados cómo para leerlos todos. Desbloqueó la pantalla, y se decidió a responder alguno. 

Le sorprendió que quién enviaba todos estos mensajes, fuera su amiga Lydia. Su colega. Su compañera. Con los ojos entrecerrados por el repentino brillo de la pantalla, Camila iba leyendo insulto tras insulto, cada uno peor que el anterior. No estaba de humor, ni en el horario adecuado, para lidiar con nadie, así que replicó con lo primero que llegó a su cabeza. 

☀☀☀  

@lydiarm;; ¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo fea que eres? Alguien debería darte un puñetazo en la cara, quizás así te arregles.❞

@laurenmj;; Tienes algun problema con eso? quizas yo deberia darte un puñetazo a ti, a ver si te calmas. mañana lo solucionamos. sin mencionar que tampoco eres tan linda que digamos, eh.❞

☀☀☀  

  No fue hasta ya haberlo enviado, sin embargo, que se dio cuenta de que el nombre de usuario era el de Lauren. Trató de borrarlo, dándose cuenta de su error, pero Lydia ya lo había leído, y estaba escribiendo una respuesta. Su amiga le había comentado algunas veces que, cuando ella y su hermana estaban aburridas por la noche, le enviaban mensajes de broma a personas cómo Lauren, pero no imaginó que fueran tan persistentes. Inclusive estaban amenazándola con golpearla, cuando lo menos que hacía aquella chica era involucrarse en peleas, a diferencia de Lydia, quién siempre andaba buscándolas. Negó suavemente con la cabeza, decidiendo no buscarla una razón, por que no la encontraría. Borró la conversación, y bloqueó el número de Lydia, para que Lauren no se enterara que había respondido un mensaje desde su teléfono. La susodicha dormía cómo un ángel, envuelta entre unas cuantas sábanas, sin saber de los terribles mensajes que estaban llenando su teléfono.

She keeps me Warm ;; CAMRENWhere stories live. Discover now