❝Half alive.❞

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— ¿Por qué Camila me está evitando? 

Días después de hablar con ella por teléfono, la preocupación volvía a inundarla. No por algo que hubiese sucedido, sino por el repentino cambio de actitud por parte de la cubana. Llevaba dos días enteros sin dirigirle la palabra, sin responder sus mensajes, sin asistir a clases. El único momento en que le había hablado, fue para decirle que se fuera de su casa, y que estaba bien. Estaba siendo muy fría con ella, y Lauren no comprendía la razón. Tampoco sabía nada de Sinuhe, ni de Alejandro. Había visto a Sofía entrar a clases en alguna que otra ocasión, pero algo en su interior le decía que no podía fiarse ni de la niña. Su última opción fue Dinah, quién quizás estuviese enterada de lo que había sucedido para que Camila tuviera ese cambio. 

— A mi también me está evitando. —  Respondió la rubia, encogiéndose de hombros. — Puede que solo esté teniendo una mala semana

— ¿No es peligroso que permitamos que nos ignore? 

— No, descuida. En ocasiones pasadas, me llamó para pedirme ayuda a pesar de que estuviésemos peleadas. Cuando nos necesite, volverá. Siempre vuelve. 

— ¿Y si está teniendo algún problema con su padre? Tampoco ha estado viniendo a clases...

— No creo, ella me lo habría dicho. Aunque podríamos asegurarnos, por si acaso. Es Camila de quién estamos hablando. 

— Exacto. ¿Vamos a su casa luego de clases? 

— Vale. Te espero en la puerta.

— Gracias, Dinah. 

Gracias a Camila, se habían vuelto amigas. Su relación con Dinah no era tan fuerte cómo la que tenía con la castaña, pero debía admitir que le había tomado cariño. Era una muchacha entrañable, a pesar de que fuera un poco ingenua a veces, y estuviera obsesionada con Normani. A esta última ya no podía calificarla cómo a su amiga, lamentablemente. La veía pasar con Ally por los pasillos, y pese a que la de menor estatura quisiese acercarse a saludar, Normani se lo impedía. Se había reunido con Ally en algún recreo, para volver a conversar con ella, y comprobar que no había ningún odio o rencor de su parte. La morocha era quién le había tomado manía por "haberlas cambiado por Camila". Pero Camila era una prioridad en ese entonces, y no tenía tiempo de arreglar las cosas con sus antiguas amigas. 

Dicho y hecho, a la hora de salir, se vieron en la puerta para dirigirse al hogar de los Cabello. Dinah le preguntó a Sinuhe por su hija, pero ésta no les permitió subir, con la excusa de que la susodicha estaba en penitencia por algo muy grave. Tuvieron que esperar a que los padres salieran para entrar, utilizando la llave que la rubia tenía, y se dirigieron a toda velocidad a la habitación de Camila. Ninguna quería imaginar lo que podría considerarse un castigo en esa casa, teniendo en cuenta el infierno que eran los días en los que la mayor de las Cabello no había hecho nada malo. 

Golpearon la puerta del cuarto, pero no hubo respuesta. 

— ¿Camila? Somos Lauren y Dinah. — Mencionó la de ojos claros, pegada a la puerta. — ¿Estás ahí? 

Intercambiaron miradas, al no recibir nada de parte del otro lado, y decidieron entrar sin permiso. Camila estaba recostada en la cama, de cara a la pared. Lauren se acercó con prisa, para comprobar que sólo estaba durmiendo. La movió despacio, tratando de despertarla, pero un quejido se escapó de sus labios al tocarle el brazo. Al levantar la delgada manga de la camiseta, dio con una mancha entre morada y verde, ocupando gran parte de la piel cercana a su hombro. No parecía un golpe, sin embargo. Era más bien una caída. Se veía terrible de igual manera. 

— Camz. Vinimos a verte. — Dinah se sentó a un lado de la cama, esperando a que la muchacha despertara. — Sacúdela un poco más. 

Lauren obedeció, y la movió con cuidado de no rozar la zona herida, para no provocarle dolor. Finalmente, Camila se desperezó, mientras entreabría sus ojos. 

She keeps me Warm ;; CAMRENWhere stories live. Discover now