❝It isn't you.❞

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El miedo de Lauren parecía aislar todo sonido proveniente desde fuera del closet, mientras internamente rezaba por no ser descubierta. No se imaginaba al padre de Camila cómo a alguien tan violento, y estaba horrorizada por aquella nueva faceta. Oía su elevado tono de voz, quejándose de que su mujer no estuviese en casa aún, del día que había tenido en el trabajo, de la insuficiencia de sus hijas en la escuela... Sin embargo, era mucho más dura con Camila de lo que era con su hermana pequeña. Podía percibir el enfado en sus palabras, en el trato que tenía con ella. Lo que más la dejaba anonadada, era el notable cambio de roles que jugaba su compañera en aquella situación. No se hacía temer, no se defendía, no replicaba. Era ella quién se dejaba atacar, al igual que lo hacían sus blancos dentro de la escuela. Y comenzaba a cuestionarse con seriedad si aquél comportamiento no venía ligado de lo que estaba viviendo en su casa.

Lo peor aún estaba por venir.

Todo el cuerpo de Lauren temblaba, al presenciar cómo esos dos salían de su campo visual. Pegó las manos a las aberturas en la puerta, y trató de entreabrir un poco la puerta para ver que sucedía, y si había alguna chance de intervenir. El miedo se lo impidió. Era su primera vez expuesta a una situación así, y pese a que sabía que debía ayudar a la víctima, le ponía la piel de gallina pensar en las consecuencias que podía tener meterse en la escena. Sin importar la cantidad de años que llevaba cómo jugadora de Softball, era débil. Un hombre de la contextura de Alejandro no tendría dificultad en darle un codazo y arrojarla al suelo, dejándola en una posición de desventaja. Sus ojos claros reflejaban la impotencia, y el horror.

Eso era innegable abuso doméstico. Vamos, que no le estaba dando una paliza por que no podía. Y por lo que veía, si él quisiera hacerlo, su hija no se defendería. Conocía a Camila por ser quién devolvía cualquier jugarreta en su contra, y contraatacaba ante el más mínimo roce con alguien que la hubiese mirado mal. ¿Dónde estaba esa chica entonces? ¿Por qué toda esa fuerza no afloraba cuando era realmente necesaria? ¿En realidad se quedaría en ese estado de sumisión hasta que su padre acabara de usarla cómo saco de boxeo?

Mordió el labio interior con fuerza, hasta que el sabor de la sangre se hizo presente sobre el mismo. El debate que estaba llevándose en su cabeza, entre ayudar o quedarse escondida, la tenía hecha un desastre.

Ahora comprendía por qué no podía estar allí cuando llegaba su padre. Ni ella, ni ninguna de sus amigas. Algo así no era nada grato de ver, y si él le había prohibido que alguna otra chica se quedara en la casa, sería complicado desafiar su autoridad, sabiendo de qué manera podía reaccionar. ¿Debería llamar a la policía? ¿Hacer ese secreto público, por el bien de Camila? Las interrogantes tomaban fuerza, y la llevaban al borde de tomar su teléfono y marcarle al número de emergencias a la mayor velocidad posible. Y era una opción, hasta que algo más la dejó en parálisis.

Los sonidos, lo poco que llegaba a ver, el sollozo ahogado... La cremallera al descender.

Se cubrió la boca para no gritar, al igual que él cubría la de Camila por el mismo motivo. Su respiración se agitó, por saber lo que estaba sucediendo al igual que la de Camila, por saber lo que la esperaba. La sangre de todo su rostro se concentró en sus mejillas por el mero hecho de pensarla en algo así, al igual que la de Camila, quién no podía estar más avergonzada por saber que Lauren lo presenciaba todo desde la comodidad de su escondite. Ambas estaban igual de asustadas, y parecían formar uno solo en ese momento.

Sus dedos eran incapaces de tantear el bolsillo sin temblar, y cuando trató de enviar un mensaje, seguía siendo todo un desafío. Su labio inferior temblaba de la misma forma, mientras suplicaba que si había un Dios viéndola desde arriba, éste impidiera que el aparato se resbalara entre sus manos.

She keeps me Warm ;; CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora