5

404 49 2
                                    

El atroz pecado de no haberlo venerado

cuando, ajeno a cada bello gesto

qe me incitaba a un amanecer

en el declive del paraíso, yacía dormido.


El atroz pecado de no haber recitado

qe arte me convertía al abrigarle;

de, cuando mostraba la luna auroras boreales,

al son de Andrés Suárez no haber danzado a su lado.


Arrugando un lejano pasado,

hilemos cicatrices para qe,

a la altura de mis lamentos,

broten escarlatas amapolas

al no haberme tropezado antes

con el verde de su terciopelo.


No siendo capaz devitar tornarse lírico,

vistiendo rimas arrítmicas y dos versos impares,

y con su presencia la melodía del piano atizando,

el hechizo qemprende arrodilla a los artistas.

¿Cómo no poder heroificarle?


Un sabor a cielo la eternidad presentaba

cuando siempre con sus andares se codificaba.

· Floreceré y te pareceré poesía ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora