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Bajo las ruinas de mis más desmesurados miedos,

momentos he apreciado de una luna abatida de celos

qe sollozaba ante la injusticia de,

antes qe por su vestimenta plateada,

por sus caricias decantarse.


Desangrándose en la vía del abatimiento,

los poetas sufrían la condena

de aquella inmortalidad

qe provocaban sus pestañeos.


Siendo el bello verso qe desnudaba al invierno,

la causa y consecuencia se volvió de toda hostilidad.

Más flor por cada cien cañones;

una paz imposible de derrotar.


La gloria adquirió sus únicos verdaderos sentidos

cuando sus pinceles trazaron el horizonte en mis alas de cisne;

buscando amparo en la brisa de un abismo

qe, ante su belleza, solo vértigo era.


Fue cuando abandonando las ruinas

de mis más desmesurados miedos,

supe qe, mientras me besase las heridas,

cualquier lugar sería soberbio

para danzar sobre aquella cuerda,

de nombre Noche,

qe jamás nos ataría.

· Floreceré y te pareceré poesía ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora