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La irrealidad se vuelve realidad

siempre cuando soñar deje de ser un verbo;

siempre cuando sueñes con ser real.


Él, qe repasaba el fondo con sus manos,

hacía equilibrio alineando la luna con sus pies;

siendo un mero funambulista de nuestras derrotas.


Me enredaba al mantenerme en consonancia con sus cuerdas.

Y, mientras danzaba al son de su melodía,

cerraba los ojos para sentirlo,

libre y derramado; vivo.


Y tenía qe admitir qe,

desde qe lo vi arrodillando a dioses,

vivirle era soñar con los ojos abiertos.


Y yo por él,

si hacía falta,

moría de sueño.

· Floreceré y te pareceré poesía ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora