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Con caricias recitaba qe

las noches carecidas de luna

mejor solo desnudarse.


Con silencios me acariciaba,

jurando lealtad a mis versos

y prometiendo qe enlazar manos

era un insulto a ellos.


Con sonrisas verme quería,

sonrojada y sonriente,

escribiendo serena y borracha,

siempre ausente,

desnuda en piel

y desnudando su alma.


Repetía incesante qe tenía un corazón

canalla del qe no debía enamorarme;

qe no sabía querer bien y qe, a golpes,

tampoco lo entendería.


Construyó un muro a la altura de sus miedos

y me prohibió aprender a trepar.

Me dejó arena en la piel

y, en cada viaje, se llevó el mar.


Se hizo inalcanzable.


Pero era cuando lo contemplaba,

pacífico y dormido,

cuando nos pensaba insistente,

desahogados y alegres.


Y, muy a su pesar, comprendí

qe amor era lo nuestro,

no lo qe escribió Neruda.

· Floreceré y te pareceré poesía ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora