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Busqué dentro de su pecho techo

donde cobijarme de su frío; dedos

en desvelo constante buscándose

y, al encontrarse, en mí perdiéndose.


Por si se arrojó una de sus pestañas

desde el acantilado de sus peros,

tanteo entre los versos qe compongo.

Y por si olvida el huracán qe viste,

soplo al viento para qe abrace sus hombros.


Claro qe, si callase, me columpiaría

entre las flores de sus ojos.

Aun cuando la lluvia caiga y no moje;

o, cuando si cale, pero ya no importe.


Con una preciosa cadena arropaba

el miedo de abandonar cicatrices.


Abismos qe regalan menos acrofobia

qe su pasado atardecer abatido existen.

Más sus caricias eran vértigo;

vértigo qe daba más alas

qe la necesidad de verlo volando.

Más había vuelos tan rasos como el peligro

de, frente al tiempo, florecer a su lado.


Había horas tan duraderas

como ver pasar la vida

sin hacer nada por ella.

Había momentos tan él

qe tenía qe tomar aire.


Carcajeando tan hondo

Ángeles vinieron desde el infierno

arañando el exceso del abandono.


Pero ese pecho hinchado y esas mejillas sonrojadas

fueron los qe me hicieron saber qe todavía

quedaban días en invierno qe olían a verano.

· Floreceré y te pareceré poesía ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora