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Mateo.


Sabía que las cosas con Diego estaban mal, lo sentía cuando estábamos juntos, justo como
seguía sintiendo esa cálida sensación en el pecho cuando lo veía, mi adoración hacia él
siempre estaba allí, pero no me dejaba cegar por ella, veía más allá, era más inteligente
cuando pensaba bien sin mis sentimientos y la verdad es que no había sido muy inteligente
últimamente.

Anya sabía que yo... y que Diego, y nunca le había explicado nada, mi familia no era de tener secretos entre nosotros pues estos siempre salían a la luz y yo estaba ocultando deliberadamente tantos que la simple idea de comer con ellos se sentía como una condena. Nunca había sido bueno mintiéndoles a mis padres pues lo consideraba innecesario porque al final lo sabrían de alguna forma u otra y mi relación con el joven Ortega no iba a ser la excepción, no podía mentir por siempre y ese no era mi estilo, siempre era sincero y directo y eso no iba a cambiar.

Así que me visto exactamente como sé que mis padres quieren y me preparo mentalmente
para recibir las palabras. Llego puntual, le llevo flores a mi madre y converso un rato con mi
padre antes de que mi hermana llegue. El inicio de la comida estuvo calmada, preguntan
sobre mis pasantías y la universidad, me felicitan por mi excelente promedio, lo normal... hasta que veo mis mentiras caer enfrente de mis ojos.

"¿Y tu novia, Keren, como sigue?" Dice mi padre.

"Si, hace mucho que no viene, deberías de traerla" Sigue mi madre, Anya ahoga una risa.
Se viene la misma plática que con Thiago solo que peor, mucho peor, porque las expectativas son más altas, pero al final del día Anya y yo nos apoyamos, eso si no cambia.

"Ya no estamos saliendo, pensé que les había comentado" Mi voz es neutral, sigo comiendo
como si no fuera una bomba, no lo es, esa no es la bomba, pero ellos piensan que sí.

"Pero ella es tan bonita, Mateo, viene de una buena familia judía" Mi madre comenta.

"Ya va siendo hora de que sepas lo quieres hijo, no puedes estar jugando, el matrimonio es
algo sagrado y es esperable que un joven como tú lo considere" Mi padre dice, no está
preguntando, no está comentando, no es casualidad, es una orden.

Me tomo mi tiempo, termino mi comida, acomodo los cubiertos perfectamente a mi lado, veo a mi hermana sus ojos dicen que está conmigo. Yo nunca me he guardado nada, esto no va a
ser la excepción y yo estoy cansado.

"Lo que pasa, padre, es que yo ya sé lo que quiero y no es una chica como Keren" 

"Pero es una buena chica, hacen buena pareja" Mi madre dice.

Anya está a tres segundos de perder la compostura.

"Si, el problema es ese, mama, que es una chica" Digo. La bomba está allí solo tienen que darse cuenta, pero no lo hacen.

"¿A qué te refieres?" Mi padre parece confundido.

"Que me gusta alguien. Y no es una mujer" suelto.

Siento el peso de mi confesión en la sala, la sonrisa de Anya se va, la seriedad se instala en
la cara de mis padres y quiero escapar, regresar el tiempo, irme de allí lo que sea para borrar la imagen de su mirada desilusionada, quiero cerrar los ojos pero no lo hago, muevo mi mirada a un punto de la pared, cerrar los ojos es irme de allí y eso es un signo de debilidad, no puedo verme débil frente a ellos, pero no necesito cerrar los ojos para evocar la sensación de las manos de Diego sobre las mías, sé que sin saberlo me está apoyando, sé que está en algún lugar muy lejos y que me ama, y sé que yo lo amo y eso es suficiente.

El estupor parece irse del cuerpo de mi padre cuando se levanta para retirarse de la mesa,
cierra la puerta tras de sí. Mi madre me mira, me mira como si nunca me hubiera visto antes, como si estuviera preguntándose qué hizo mal, con un arranque de valentía le sostengo la mirada, Anya no dice nada, pero siento su mano sosteniendo la mía debajo de la mesa en señal de apoyo. Mi madre se toma mi acto como uno de rebeldía.

"Te gusta un hombre entonces, hijo, nosotros no te criamos así"

"No es algo malo" respondo, mas como en un susurro, es mi madre no puedo pelear con
ella.

"Pues no es algo natural, tampoco, de repente de un día a otro te dejaron de gustar las mujeres, ¿Quién te metió esas ideas? ¿Fue tu universidad?"

"No me dejaron de gustar las mujeres, mamá, me gustan, pero también me gustan los hombres"

"¿Qué?"

"Soy bisexual, mamá"

Ella se queda allí tratando de procesar lo que le acabo de decir.

"Mira, cuando me gusta alguien, cuando amo a alguien no me importa su género, solo lo
que me hace sentir cuando estamos juntos" Explico

"No entiendo tu idea de amor"

"¿Por qué?"

"Porque es como si dijeras que me gusta tu padre y me gusta otro hombre, no tiene sentido, no me deberían de gustar dos personas a la vez"

Quiero gritar, quiero tirar la mesa, quiero llorar, quiero a Diego allí mismo para consolarme, pero lo único que puedo hacer es respirar, así que lo hago hasta calmarme.

"No es que me gusten dos personas a la vez, no es que me gusten todas las mujeres y todos los hombres a la vez, es que me gusta alguien y no me importa si es hombre o mujer, solo me importa que lo o la quiero"

"No, hijo, eso no es amor, es locura"

"No entiendes el amor, mamá"

Esta vez me levanto yo, asiento en forma de despedida a mi hermana, me subo a mi auto (que probablemente voy a perder) y conduzco al único lugar que es seguro para mí, el único lugar en el que me siento amado.

𝓑𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾 || 𝓜𝓪𝓽𝓲𝓮𝓰𝓸.Where stories live. Discover now