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Mateo.

Las cosas con Diego estaban mejor. Ambos poníamos de nuestra parte para que nuestra relación fuera más estable y tranquila, aunque el tema de mis padres aun no salía a la luz y no sabía cuándo estaría listo para compartirlo. La última clase no la compartía con ninguno de mis amigos, así que en cuanto terminó no dude en salir en busca de mi novio a quien encontré justamente en el pasillo a lado de Andrea. Tal parecía y ella era una nueva amiga de Diego y me agradaba, las risas de mi novio eran sinceras cuando estaba con ella y me tranquilizaba el que tuviera una nueva confidente que le hiciera bien.

Me acerqué a ellos saludando a la chica y recibiendo una sonrisa de su parte. Mientras Diego fue más tímido preguntándome cómo estaba y si me había ido bien. Tal vez era el necesitarlo cada vez más o no entendía pero no pude evitar dejar un beso sobre su frente y atraerlo con mi brazo. — Esa es mi señal. Nos vemos más tarde, Di.

Andrea le dio un beso en la mejilla a mi chico y siguió su camino por los pasillos.
— ¿Tienes tarea? — Pregunté confundido.
— No, vamos, quiero llegar a casa.

Noté lo pensativo que se veía pero no quise hostigar así que ambos fuimos hasta el estacionamiento donde Aristemo nos esperaba, ellos habían notado mi falta de auto pero no habían hecho preguntas y se habían ofrecido de llevarnos y traernos a su casa donde me la pasaba la mayoría de mi tiempo o cuando iba al trabajo y me subía a la curiosa "burra" de Temo. Era extraño pero me había acoplado a ese par bastante.

Al llegar a la privada, seguí sin presionar a Diego quién seguía en su mundo y me dedique solo a escuchar las quejas de Aristóteles por las correcciones que Tiago le había hecho, al entrar al departamento y por consiguiente a la habitación de mi novio por fin pregunté.
— Ya suéltalo, Diego. ¿Qué pasa?

DIEGO.

La invitación de Andy seguía en mi cabeza, últimamente habíamos hablado bastante de lo estresados que nos tenían en ciertas materias y como necesitábamos un respiro, claramente, ella sabía de mi extraña conversación con Alex y cómo sus palabras me habían inquietado, también tuve sus regaños por no querer hablar con Mateo sobre ello pero no era sencillo, realmente no sabía si podríamos dar mayores pasos en nuestra relación a pesar de nuestras pruebas ya superadas. Cuando lo escuché preguntar que sucedía suspiré. Era hora de sincerarme con él, pero me tomé el tiempo de quitarme los tenis y además recostarme en la cama invitándolo a sentarse conmigo. — Vamosaunafiesta.
Lo vi mirarme confundido. — ¿Qué?
— Que si vamos a una fiesta. Bueno, es algo así. En un almacén. — El silencio se hizo presente entre nosotros y sentí un gran nervio de haber arruinado todo. — Lo siento, yo solo pensé que era buena idea.
Me tomó de la barbilla, y me hizo mirarlo. — ¿Por eso has estado así? — Asentí. — ¿Creíste que me negaría?
— Creí que te enojarías.
— ¿Por qué?
Su mirada era intensa, hizo que me sintiera avergonzado en cuestión de segundos. — Es solo que, estar juntos en un lugar tan libre como ese donde tal vez haya más personas de las que están en la universidad puede ser incómodo.

Suspiró. — Tampoco quiero que termines de lo que te gusta por mi, Diego. Y si quieres hacer algo así, dímelo. Somos novios, en algún momento debemos enfrentar estas situaciones y vivirlas. Así que iremos a esa fiesta.

Tal y como lo prometió, unas horas después estábamos entrando al viejo almacén junto a Andrea, Aristóteles y Temo ya estaban ahí así que al menos rodeados de conocidos estaríamos. El lugar estaba repleto, muchos bailando mientras otros solo observaban, al estar en la puerta nos pusieron pintura fluorescente así que en contraste con la oscuridad y las luces de colores nos veíamos geniales.
Andrea nos llevó hasta una mesa donde estaban ya mi mejor amigo y su novio y gritó emocionada ante la canción que comenzó a sonar. — ¡Vamos a bailar!

Me tomó de la mano y yo miré a mi novio. Él asintió dejando en claro que no bailaría. Suspiré y me deje llevar por Andy, nos abrimos espacio cerca de nuestra mesa aunque aún me sentía algo decepcionado de que Mateo no nos siguiera, cosa que se olvido cuando Andy comenzó a moverse delante de mí cantando a pesar de que su voz no alcanzara a escucharse.

𝓑𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾 || 𝓜𝓪𝓽𝓲𝓮𝓰𝓸.Where stories live. Discover now