CAPITULO 11

373 34 7
                                    

DIEGO.

"Entonces pasó por ti a las 8" Era Mateo, contesté con un simple "sí". Las cosas estaban algo (demasiado) tensas entre nosotros desde esa vez... yo le daba vueltas y vueltas en mi cabeza, no nos habíamos visto desde ese día, siempre uno ponía una excusa más vaga que el otro. Había pasado más de una semana. Y ya no podíamos evitarlo, había un vacío entre nosotros, un pozo que no parecía tener fin. Y teníamos que encontrar algo en medio, crear un puente porque ese vacío parecía crecer a cada segundo y yo no lo quiero perder, así que le pedí que me viera después de terminar el trabajo.

Andrea y yo, como todas las otras tardes nos quedamos en la universidad con la excusa de hacer la tarea, sinceramente no siempre teníamos tanta pero decidimos quedarnos a platicar, a veces llevábamos uno o nos quedábamos a comer por largos ratos, un día simplemente tomamos una siesta en el pasto, se estaba convirtiendo en mi confidente. Y eso era lo que necesitaba, porque si estaba en casa y mi novio no iba a verme, mis amigos iban a sospechar y eso me pone nervioso, tener a Andy es como un respiro de aire fresco, no sabe nada y no hace preguntas, no tengo que justificarme jamás y me escucha cuando me quiebro, cuando ya no puedo más y le cuento que es lo que me pasa.

Llegó a nuestra mesa de siempre, Andy me está esperando con un postre pequeño y empezamos a trabajar, no nos toma demasiado, nos conocemos lo suficiente y sabemos cuales son nuestros fuertes por lo que nos dividimos las tareas, hacemos tiempo hasta que son las 8 p.m., mis manos tiemblan, se que no debo presionar a Mateo, es algo de lo que nunca hablamos, está en la lista negra justo al lado de sus padres, tachado, y en clave s-e-x-o. De eso no se habla. Y sin embargo, de eso vamos a hablar.

Son las ocho en punto cuando sin querer, en la entrada de la privada nos encontramos frente a frente Mateo y yo. Él me sonríe y eso me da la suficiente confianza para acercarme y saludarlo de un corto beso en la mejilla. "¿Qué tal tu día?" Le pregunté intentando que no quedáramos en ese incómodo silencio que últimamente estaba presente en ambos. "Fue bien."

Asentí pensando que seria lo único que diría pero su mano me detuvo cuando quise avanzar. "Te he extrañado." Y son esas palabras las que logran acelerar mi corazón. "Yo también te he extrañado".

Besa mi mano en una suave gesto y ambos comenzamos a avanzar entre sonrisas discretas y miradas que decían más que mil palabras. Saco mi llave y abro la puerta sin soltar a mi novio, las luces están apagadas así que me es fácil simplemente encenderla sin imaginar con lo que nos encontraríamos.

Aristóteles se encuentra encima de mi mejor amigo, puedo notar que el rizado no cuenta con camisa y parece muy ocupado con sus manos las cuales se pierden debajo del castaño. Intentamos dar un paso en silencio pero lo primero que pisamos es la ropa que supongo traía puesta Temo, entonces entiendo que él puede estar completamente desnudo bajo su novio. Están tan sumidos en sus besos, caricias y respiraciones agitadas que parecieran no darse cuenta de nuestra presencia.

Pero no es como que quiera hablar, ni Mateo ni yo, estamos en total shock porque precisamente lo que pasa frente a nuestros ojos es algo de lo que vamos a hablar. Instintivamente llevo la mirada a mi novio, parece haber perdido el color en su rostro, sus ojos están muy abiertos y su mano aprieta la mía dejando notar que está sudando.

Las llaves resbalan de mis dedos y es ese el ruido suficiente para que Aristemo se percate de nuestra presencia, ahora los cuatro nos miramos con shock y pánico y es Temo empujando a Ari lo que nos saca del shock. "¡Cuauhtémoc!" Grito cubriendo los ojos de mi Plangano pues lo que menos quiero es que vea a mi mejor amigo desnudo antes que a mi.

Mateo aún está en shock pero entiende pues no hace nada por quitarme, Aristóteles vuelve a subir encima de Temo para taparlo y yo quisiera reír pero estoy demasiado interesado en qué piensa mi novio. "Para la próxima, aplaudan pero en su habitación."

Y entro guiando a Mateo por la oscuridad de mi habitación, Ari y Temo seguramente están tan avergonzados que no nos van a interrumpir pero aún no sé si Alex llegara nuevamente a interrumpirnos así que sin pensarlo dos veces, pongo el seguro y enciendo la luz viendo por fin a Mateo. "Yo no sabía..." Comienzo a decir pero callo inmediatamente, Mateo se da cuenta de eso. "Tranquilo, Diego. Parece que el calor está muy marcado en esta casa." Río al escucharlo. "Y tenemos que hablar."

Respiro profundo. Él hace lo mismo y me lleva a la cama.

Ambos nos sentamos.

Es hora de la verdad. 


***

Una disculpa por desaparecer el capítulo después de publicarlo pero le faltaba una última revisión. Ahora sí, disfrute. 

𝓑𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾 || 𝓜𝓪𝓽𝓲𝓮𝓰𝓸.Where stories live. Discover now