Capítulo Cuatro

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Capítulo cuatro.


Hay un silencio repentino que me hace dejar de comer mi pudín y voltear a ver al pequeño de casi cinco años a mi lado. Él es un desastre de dulce y me observa con sus ojos muy abiertos...O mejor dicho, su vista está clavada en mi pudín debido a que el suyo ya fue devorado.

Muevo mi pudín de izquierda a derecha y sigue el movimiento con sus ojos y cabeza, me resulta de lo más divertido, así que me mantengo haciéndolo por un minuto mientras rio y él no despega su vista. Cambio la táctica subiendo y bajando el pudín, lo sigue. Realmente debe desearlo y de verdad soy una mamá extraña jugando con eso.

—Este es el pudín de mami —señalo y su vista sube a mi rostro, asiente— y tú tenías tu propio pudín ¿Cierto? —Asiente de nuevo—. De acuerdo, pero es bueno compartir y mami compartirá contigo.

—Compartir es bueno, mami —responde—. Es de buenas personas.

No puedo evitar reír mientras tomo un poco con uno de mis índices y lo dejo sobre su nariz, me mira sorprendido antes de reír. Pasa su pequeña mano por su rostro colectando el chocolate y luego chupa sus dedos. Divertida dejo más pudín sobre él.

— ¡Mami! —grita sin dejar de reír y gatea hacia mí.

Trepa sobre mí y sus manos sucias de dulce van a mi cabello mientras desliza su nariz llena de pudín por mi mejilla. Siento que el estómago me duele de tanto reír mientras le digo que pare. Él ríe tanto que pequeños resoplidos se le escapan.

—Ya estoy en cas... —papá hace un silencio observando el escenario.

Arthur y yo jadeando de tanto reír, estamos llenos de pudín de chocolate y el suelo también lo está. Él suspira y sacude su cabeza cómo si se resignara, luego nos sonríe.

— ¿Quién limpiará esto?

—Mami —responde Arthur y luego agita su mano hacia él en un saludo—. Hola, buelo.

—Hola, nieto. ¿Quieres ver lo que traje para hacer de cena? —La respuesta de mi bebé es positiva mientras va hacia él—. Primero vamos a darte un baño.

—Agua calentita, buelo.

Papá ríe y toma la mano de Arthur, luego me guiña un ojo y con su mano libre señala el suelo, una clara indirecta de "limpia este desastre", asiento. Los veo irse y suspiro, debo limpiar esto, bañarme y ponerme al día con el informe que debo entregar en la universidad. Me siento agotada, pero puedo con esto y más.


16 de enero, 2016.

Confieso que todavía me pierdo en las calles de Londres, más ahora que tengo uno de de los dos autos de Eva, bueno, el auto que Elliot le había regalado por el compromiso. Él lo puso al nombre de mi hermana por lo que no hay forma de que se lo quite y cómo Eva no tiene planes de tocar algo referente a Elliot no tuvo problemas en que yo decidiera tomarlo "prestado"; es una belleza de auto que cuando quiere puede darme una velocidad que me tienta, pero teniendo en cuenta que soy algo nueva en Londres, conduzco con muchísima precaución para no perderme, por eso en ocasiones los taxis resultando mejor porque saben a dónde ir, excepto que para mis finanzas, los taxis me serán algo prohibido.

El punto es que estoy perdida, me metí en la calle equivocada y ahora no sé cómo devolverme. Así que de una manera, en la que espero no me multen, me estaciono y busco en mi teléfono la dirección del local en el que Andrew me dijo que nos viéramos.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Where stories live. Discover now