Capitulo 5

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CAPITULO 5

10-02-1970

Sin duda hoy es uno de esos días en los que siento que moriré de aburrimiento, ¿¿ Una persona puede morirse de aburrimiento??, Yo creo que si.

Se suponía que yo debería estar en estos momentos en el colegio, pero justo ayer por la tarde enferme, no lo suficiente para sentirme super mal, bueno hasta la noche, tuve fiebre de 42 grados y papá tuvo no tuvo otro remedio que llamar al médico, el dijo le que presentaba un cuadro leve de Neumonia y me recetó descanso y unos medicamentos, que por cierto odie, pero papá me obligó a tragarlos.

Hoy amanecí un poco mejor, pero  obviamente papá decidió que hoy no iría al colegio y así termine aquí, bajo el cuidado de Greta, la cual por cierto me he encargado de ignorar, no puedo verla del mismo modo que antes, se que lo que vi fue solo un absurdo sueño, pero no eh podido evitarlo, para mi fue tan real, y tenerla en mi sola presencia me provoca cierta incomodidad.

Ya por la tarde logré sentime mejor, mi temperatura había disminuido a los 39 grados, lo que era suficiente para ya no sentirme a punto de desfallecer.

Me levanté de la cama y con rapidez me vesti, aprovechando que Greta se encontraba lavando los trastes, camine de puntillas y me escabulli hacia la salida, abrí con lentitud la puerta y salí corriendo lejos del departamento.

Cuando estuve lo suficientemente lejos del departamento, baje la velocidad de mi andar y me detuve frente a las escaleras, decidido a explorar el edificio.

Aun recuerdo la última vez que lo intenté, un señor mayor me atacó, que ahora se que se llama Williams, recuerdo que papá había hecho un escándalo, hasta llamó a la policía, les dijo que el Señor Williams era un peligro para los vecinos y no podía estar suelto, les explico como el señor Williams me habia atacado y como eso lo volvia peligroso, pero como el señor Williams ya era grande, la policia considero darle arresto domiciliario y lo pusieron bajo la seguridad constante de un enfermero militar, un hombre alto, tal vez alemán, de cabello rubio y ojos verdes, tés clara y postura rígida, desde aquel entonces no eh vuelto a ver al señor Williams.

Detengo mi andar al observar unas escaleras bloqueadas por lo que parecen ser algunas tablas de madera, ahora que recuerdo, la señora en la recepción había dicho que los pisos cinco, seis y siente se encontraban bloqueados.

Observó por última vez las tablas antes de voltear desanimado, camino alejándome de aquel lugar cuando el ruido de algo cayendo llama mi atención, doy la vuelta y vuelvo mi mirada hacia las escaleras, sorprendiéndome al ver como una de las tablas de la parte inferior de la derecha se había caído, no pierdo tiempo y me acerco a inspeccionar el hoyo, este era sin duda de mi tamaño y cuando menos lo imagine me encontraba ya del otro lado.

Con curiosidad subo las escaleras algo sucias y agrietadas, mirando con atención todo lo que podía.

Llegue a lo que parecía ser el quinto piso, el cual estaba algo oscuro y la poca luz que había en el lugar era la que se colaba por la ventanas cubiertas por tablas de madera, el pasillo es lago y extenso, y en las paredes colgaban marcos de fotografías, que parecían ser los dibujos de algún niño, unos eran increíbles pero iban cambiando conforme iba avanzando, deje de mirarlos cuando estos se volvieron siniestros, las paredes se encuentran llenas de mugre y mo, y el suelo está agrietado y en el habian algunos pequeños charcos de agua, la cual perecia provenir de las goteras del techo.

Mientras mas avanzaba un olor terrible llegaba hacia mi nariz, no era el típico olor a tierra mojado, era algo más, algo que en verdad olía asqueroso, pero no me cruzaba por la mente cual podía ser, creo que jamás en mi vida lo había olido.

Cruzo los brazos intentando calentarme un poco, cuando el frío comienza a ser cada vez más fuerte, lo cual era extraño, pues las ventanas se encontraba todas cerradas por tablas, asi que no podía entender de donde venia aquel viento helado.

Me detengo algo confundido, al observar cajas de cartón llenas de lo que parecía ser juguetes de niños, desde balones hasta muñecas, obviamente algunos juguetes tenían el aspecto de haber sido comprados desde años atrás, pues se encontraban sucios y algunos rotos, sigo caminando por el pasillo observando como las cajas de juguetes se acababan y ahora eran cajas enteras de ropa, ropa de niño, desde calzado a ropa exterior, aunque se encontraban algo sucias, rotas y manchadas de alguna sustancia marrón, ¿¿ Que sucedió aquí??.

Cuando llegó al final del pasillo una puerta entre abierta llama mi atención, y por la rendija de esta se puede observar luz que ilumina el otro lado de la habitación.

En la puerta, que se encuentra agrietada y sucia, hay una pequeña placa dorada, se encuentra limpia a diferencia de lo que se encuentra a su alrededor, que extraño.

"Consultorio del Doctor Richard Mark"

Dice la pequeña placa, bueno eso es una buena pista, tal vez eso explicaría el por que hay juguete de niños, pero, y la ropa?? Como lo explica??, niego e intento alejar los malos pensamientos, empujó la puerta con suavidad evitando hacer ruido y entro al consultorio.

No estaba preparado para lo

que

vi.

Sobre una cama de metal, amarrada a esta, había un niño, o bueno, el esqueleto de lo que alguna vez había sido un niño, no llevaba ropa y aún mantenía la quijada abierta, sus manos se encontraban cerradas y sus piernas algo encorvadas.

Tal vez el o ella había estado gritando, tal vez pidió ayuda, ayuda que jamás recibió.

No sabia si quería gritar o correr, o si quería gritar o llorar.

Aun así no me hubiese dado tiempo de hacer algo, pues cuando había decidido abandonar el lugar, unos pasos que parecían provenir del pasillo me hicieron correr y esconderme detrás de un sillón que se encontraba en el lugar, casi grito cuando la puerta volvió abrirse, y por ella entró un señor alto, vestido de bata blanca, camisa del mismo color y un pantalón negro de vestir, era un doctor.

El doctor se acerca al pequeño lava manos y saca de su bolsillo derecho unas navajas, manchadas de algún líquido rojo, el cual yo estaba muy seguro de saber que era, el doctor abre el grifo y lava cuidadosamente las navajas, cuando termina pone las manos bajo el agua y comienza a tallar sus propias manos llenas de tierra y más de aquel líquido rojo, retrocedo algo asustado y maldigo cuando piso una tabla suelta, que ocasiona ruido suficiente para llamar la atención del hombre, quien sonríe y seca sus manos con una franela azul, voltea y observa el lugar en el que me encuentro y retrocedo aún más, al observar que su bata se encontraba igualmente manchada de aquel líquido rojo, el se acerca al pequeño escritorio detrás de el, y de uno de los cajones saca una pequeña pistola, un revolver.

– Quien sea que se encuentre ahí, salga de inmediato y tal vez le perdone la vida - Escucho que dice el hombre y no tengo que voltear para saber que se acerca hacia donde me encuentro.

- Bien te di la oportunidad de salir, ahora comienza el juego del gato y el raton - dice de nuevo el señor y puedo escucharlo caminar, tengo que salir de aquí, observó con rapidez mi entorno, pero no encuentro una posible salida del lugar, los pasos se detienen y tengo que tapar mi boca para callar mi agitada respiración, mientras mi mano derecha descansaba sobre mi pecho, sintiendo como mi corazón latía con rapidez.

- Te encontré - Escucho que dicen a mis espaldas y cierro los ojos con fuerza.

Como me gustaría no haber salido de mi casa.

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