O7.

7.9K 538 31
                                    

Daleeeeee, no seas maricón. —la escandalosa voz de Matías me despierta por tercera vez en la semana.

Como siempre, Juan está acá, haciendo alguna tontería en sus teléfonos.

Pareciera que Juan no tiene habitación, fue lo primero que pensé. Lo sé, la actitud de todo un anciano gruñón.

Pero estos piensan que la demás gente no tiene nada que hacer, y les parece normal estar haciendo escándalo a las 5AM.

Aún adormilado, me giro sobre la cama para darles las espalda, y volver a dormir.

—¿Qué me decís maricón vos a mí? —pregunta Juan en su tono más bajo de voz— Qué por poco soy yo el que le envía ese mensaje a Lía.

Escuchar su nombre me hace abrir los ojos, y sentirme completamente despierto, lo único que veo es oscuridad.

Mi cerebro toma conciencia en su charla por voluntad propia, lo único que quería era volver a dormir, incluso volví a cerrar los ojos. Pero una extraña parte de mi cabeza se interesó en seguir escuchando.

Solo quiero saber si Mati por fin se animó, claro.

—No ayudaste una mierda igual, sos pésimo haciendo una invitación. —se queja Matías tomando el teléfono de Juan para comenzar a teclear.

—Una invitación... —dice Juan haciendo énfasis a las palabras— No estamos en el siglo dieciocho boludo, dame acá. —le arrebata su teléfono, y ahora él comienza a escribir— Simplemente le diré que puede llegar si quiere.

—Y buenoooo, la re mandás a la mierda así, mejor no pongas nada.

—A ver, enseñame lo que le enviaste vos, Romeo. —pide viendo la pantalla de su amigo— Qué onda Lía, tenés algo que hacer est...

Juan suelta una fuerte risa, una que me hace reír también, no solo por aquél mensaje tan básico, tampoco por la burla hacia mi amigo, sino que no pude contenerme, la risa de Juan es una de las más contagiosas.

—Ya despertamos a Enzo. —dice Matías— Y despertó solo para burlarse igual.

Giro mi cuerpo dejando de burlarme, y miro en dirección a ellos, veo a Matías, luce en verdad preocupado por su mensaje.

—Esa no es una invitación Mati. —dice Juan- Simplemente se la soltaste.

—¿Y qué querés que ponga? —pregunta luciendo desesperado— ¿Posta tan malo fue? Enzo. —me llama, yo solo respondo "¿Mmh?" —Vos ¿Qué le hubieras dicho?

Yo qué le hubiera dicho...

—No sé muy bien Mati, vos la conocés. —dije sonando somnoliento—. Pero si a mí alguien me tuviera tirando baba, así como estás ahora, igual me iría de una, directo.

—¿Te referís a invitarla de una? —me pregunta.

—Mmh, también. Pero si te gusta tanto como parece, ¿Por qué no solo se lo decís?

—¡No, cómo crees! —exclama A penas y la conozco...

—Tal vez no ir taaan directo, pero demostrarle que estás interesado en ella. —agrega Juan.

Yo asiento con la cabeza, aunque nadie me ve, lo hago.

—Exacto, podés invitarla a pasar un rato, ser atento con ella, ya sabes... —explico—. Por el momento ese mensaje está bien, seguro en un rato ya tenés respuesta. —digo haciendo que mi amigo se sienta un poco más tranquilo.

—Por supuesto, sos hermoso Mati, no se la va a pensar. —anima Juan.

Matías toma su cara, y simula estar a punto de besarlo, siempre siendo tan tontos. Nunca entendí como pueden sentirse tan eufóricos y tener energía para joder a las 5AM.

Al verlos suelto una carcajada, y me giro a dormir. Cuando comenzaban con ese humor, definitivamente era hora de dormir, pues no tardaban nada en brincar a mi cama, y comenzar a acosarme.

—Y por favor, ya cierren el orto, sus propuestas románticas no me dejan dormir. —pido acurrucándome entre mis sábanas.

.

Así como desperté, supe que hoy en la noche habría una "jodita" Organizada por Juan y Matías, en una gran casa que tenía el padre de Esteban en España.

—"Jodita" Ya sabés en lo que acaba eso siempre. —le dije a Mati mientras colgaba uno de mis sacos.

—Será algo re tranqui, definitivamente. —me dice tratando de convencerme—. Tenés que venir eh.

Ni ganas, al parecer era el único aquí enfocado en que estábamos a días de comenzar con un importante proyecto, no podía pensar en ir a una jodita.

—¿Tú amiga te respondió? —ver la sonrisa gigante en su rostro, me hizo saber que seguro tenía buenas noticias.

Enciende de prisa su teléfono, y me muestra la pantalla, ahí había una conversación, pero señala un mensaje en específico.

"Sí, claro:)"

Lo leo en la mente, y le sonrío, bien por Mati, de hecho súper bien por él.

—Lo ves, será algo tranquilo. —repite— No puedo ponerme mamado si llevo a alguien así.

Si lo iba a hacer.

Y yo no quería perdérmelo.

.
.
.
.
.
.

JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltWhere stories live. Discover now