38.

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—Sé lo que querés decir Sofía, y no vayas por ahí. —Enzo pide, siguiendo su camino sin si quiera voltear a verla.

—Es novia de Matías, boludo. —la rubia lo mira, espera una explicación, pero él solo rueda los ojos— ¿En serio la besaste?

—Cuando te lo conté estaba ebrio. Seguro me lo inventé, no me jodas.

—Si... ¿Y esas búsquedas de su perfil en tu Instagram, qué? —la respuesta que tiene es solo una risita de Enzo restándole importancia—. Yo sé que pudo haber sido cualquier cosa. Pero me dejaste, me dejas porque admitiste que sentías algo por alguien más, ¿Es por ella?

El chico suspira cerrando los párpados mientras espera el ascensor, a Enzo jamás le gustó tener que dar explicaciones, no afrontar los problemas. No por cobarde, simplemente nada le resultaba lo suficientemente interesante para perder su tiempo.

—¿Entonces esto es porque te dejé?

—Y porque Matías es tu amigo, pedazo de imbécil.

—Baja la voz. —exige tomándola del brazo para hablarle más bajo, la mira irritado una vez están dentro del ascensor, y pregunta— ¿Qué querés con esas preguntas Sofía? ¿Saber por qué te dejé? O ¿En verdad Matías es tan tu amigo como para romperme las bolas con eso?

Francamente, Sofía estaba más interesada en saber si era Lía la chica por la cual Enzo la dejó, Matías y su relación, sobraba un poco para ella.

—Matías es tu amigo, cualquiera de las razones, sería terrible. —le susurra muy molesta.

—Lo has dicho, es mi amigo. Así que más vale que no digas nada, no te dejé por Lía, era solo una excusa. —confiesa de forma muy despectiva, dejando el elevador en su piso—. Y es en serio, Sofi. Si decís algo, harás un gran problema, y no queremos eso.

.

Lía sentía encima, todas las resacas del mundo.

Su despertar no fue el más lindo, pero si uno mucho mejor a como se encontraba la noche anterior.

Ya no se sentía temblorosa, ni mareada, solo tenía un fuerte dolor de cabeza, junto a el malestar de estómago más fuerte del mundo.

Tan pronto abrió los ojos, se alzó para buscar dónde lanzar aquello que llenó su boca en un segundo. A su lado estaba aún aquella cubeta que Enzo colocó para ella.

Enzo.

Lo pensó mientras vomitaba, extraño.

Pero así empezó a recordar vagamente lo que pasó la noche anterior. Solo tenía pantallazos de ciertas imágenes, pero nada muy claro. Recordaba el hospital, recordaba ir en los brazos de Enzo, y subir en su auto, recordaba que Matías la besó en medio de la pista hasta dejar su labial marcado en sus labios, recordaba que fue lo que Juan y Felipe le ofrecieron, lo que la llevó hasta esa congestión alcohólica.

Ahora estaba bien, y era lo único importante.

Vomitó, se sintió como si fuera lo último que quedaba en su interior, haciéndola sentir aún mejo. Satisfecha, se alzó limpiando la comisura de sus labios, y sentándose sobre la cama, tomaba fuerzas para ir al cuarto de baño.

Encendió su teléfono mientras sacaba de su cuerpo la pereza, y leyó en su bandeja de notificaciones, mensajes de varias personas.

En sus notificaciones estaba como siempre Matías, además de Esteban, Francisco. Pero los que más llamaron su atención, fueron las largas disculpas que Juan y Felipe le escribieron, seguramente ambos hicieron el mensaje juntos, ya que eran bastantes similares.

JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltWhere stories live. Discover now