42.

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—¿No querés hablar conmigo?

La pregunta luego de un largo rato en silencio, la toma por sorpresa, la voz de Enzo retumba en la habitación, y la pone tan nerviosa, Lía pensaba que al final cada quien iría a dormir sin tener que hablar sobre lo que pasó.

Ninguno se ve de frente, así que la chica aprieto los labios intentando no responder nada, y dejarlo pasar.

Sigue ignorando la pregunta ordenando su cama, hasta que siente, la mano de Enzo tomarla con cuidado por el hombro.

—... Lía. Sabes que detesto que me ignores, responde. —pide con la mayor calma posible, girando a la chica sobre sus talones, para tenerla de frente— ¿No querés hablar conmigo?

—Sabes que odio que me beses de la nada. —contesta firme.

—Entonces lo hago diferente, a partir de ahora avisaré, ¿Está bien?

La manera en que pregunta, haría flaquear a quien sea, pero Lía frunce el ceño realmente confundida, y achica los ojos negando.

—Enzo, ¿Te das cuenta de lo qué estás diciendo?

—Me acabas de decir que no te gusta que te bese sin avisar, ahora te avisaré, ¿Qué te molesta? —pregunta alzando los hombros.

—¿Qué... Qué... Pero que dices? —balbucea desconcertada, lanzando enfurecida el cojín a la cama—. Me molesta que te hagas el desentendido de todo esto... Es... Es como si Matías no existiera, no puedes venir y hacer esas preguntas como si nada, si sabes bien como son las cosas...

—¡¿Cómo?! —se atreve a preguntar, haciéndose precisamente el desentendido.

Lía suspira tomándolo de la muñeca, y se quita de encima su mano con fuerza.

—Las cosa son... Que estoy saliendo con Matías, tu amigo, tu mejor amigo, y si no fuera así... Es imposible que ignores tan descaradamente que estoy saliendo con alguien, ¿Pero que ignores a Matías?

Luego de la pregunta, un silencio los encapsula de nuevo. La tenue luz que entra en la habitación por el balcón, es lo único que los ayuda a verse fijo a los ojos, sintiendo la boca llena de explicaciones.

—Vos me gustaste primero a mí.

Es lo único que dice.

Su voz suave luego de estar tan exaltados, el cambio drástico en su mirada, todo eso hace tranquilizarse también a Lía, quien no sabe como tomar lo que dice, soltando un suspiro.

—... Matías es mi mejor amigo, vos lo sabés. Y al serlo puedo decirte que sé cómo son sus trucos con las chicas, específicamente con chicas como vos.

Las palabras hacen a Lía mirarlo con ojos grandes, curiosa, abierta por completo a escuchar lo que Enzo estaba por decir, sin poder darse cuenta que era precisamente lo que él buscaba. Manipularla.

—... ¿Cuánto tiempo ha pasado? Y seguís siendo solo una cita para él. Matías suele tener cientos de relaciones cortas, que jamás llegan a nada. Es por eso que me atrevo a esto. —habla. Dando un paso más cerca a Lía, viéndola escuchar con atención—. Y no te sientas culpable, chiquita... Matías y vos no son nada.

Lo que Enzo terminó de decir, hizo que Lía sintiera ganas de llorar. Porque tenía razón, al final para Matías ella era solo una cita, luego de un mes seguían solo teniendo besos casuales, y salidas donde se trataban mas como amigos que como cualquier otra cosa.

Lo que Lía no pensó en ese momento, fue en lo feliz que se sentía con eso. Con él.

Es por eso que inconscientemente la comisura de sus labios hizo una leve mueca de tristeza, su pecho comenzó a subir y bajar con intensidad, mientras razonaba en lo que acababa de escuchar.

Fue una especie de desilución, algo que la hizo sentirse muy desanimada en serio.

Porque lo creyó, como toda chica inexperta y torpe, le fue más creíble tomar el camino que más le lastimara.

Ese fue el momento ideal, para que Enzo pudiera enredarse en su mente, terminando de darse cuenta lo fácil que es envenenarle la cabeza a Lía, quien no dudó ni preguntó algo, antes de sentirse como se sintió.

Triste, y hasta un poco enfadada con Matías. Quien hacía su trabajo sin poder quitársela de la mente, esperando verla para contarle con gusto, todo lo que conocerían gracias al rodaje.

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JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltOù les histoires vivent. Découvrez maintenant