13.

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Matías tenía un concepto de ir a la piscina, muy distinto al de Lía.

—¡Matías! Dejen de hacer eso, la re concha de tu hermana. —Fernando desesperado, grita por quinta vez en un intento de detenerlos, que no sirve para nada.

Por encima de él y Lía, que ya tenían rato conversando pacíficamente sobre cualquier cosa, a la orilla de la piscina. Juan, Matías, Blas y Felipe, corren desde el jardín, para tirarse en medio de la pileta, como si no vivieran en apartamentos junto a más personas.

Desde que Fernando y Lía comenzaron a hablar sobre tipos de telas, los más pequeños empezaron a juguetear. Pero luego de minutos sin parar, llenos de escándalo, Fernando estaba ya irritado, por más que les explicaba que podían caer encima de alguien, o que el ruido del agua que hacían los tres al mismo tiempo, podía ser molesta para cualquier vecino. No podían controlarse.

—... Pará ya Matías. —ordena sonando como una mamá.

Matías sale del agua con una sonrisa burlona, y sacudiendo la cabeza de un lado a otro para quitarse el agua de la cara. Voltea a ver a Fernando en cuanto sale, sabía ya lo molesto que lo tenían.

—Te va a dar un infarto a vos. Era la última, ya.

—Dijeron eso hace tres clavados, y sabés bien que te siguen todo el cuento a vos. —reprocha nadando hasta él, y dándole una palmada en la frente—. ¿No te da vergüenza frente a Lía?

Lía se aguanta la risa, ve a Matías pedirle disculpas, y detrás de él, los demás no pierden el tiempo, tan pronto cayeron al agua, estaban ya haciendo una competencia de quién soportaba más bajo el agua. Parados de manos.

—... Ya, quedate acá tranquilo. —pide tomándolo por los hombros, y sacudiéndolo un poco.

Fernando se aparta, y nada hasta dónde estaban los demás para darles su espacio a los chicos. Va hasta donde están Esteban, Francisco, Enzo, y Agustín, ellos seguían bebiendo y conversando tranquilos en una de las orillas.

Lía ve a Matías, agitado de tanto moverse, y con una cara de regañado cuando Fernando se va. En serio le encanta como le queda ese pendiente en una de sus orejas, y su cabello largo pegado en su rostro, le da un toque extra.

—¿Te asustamos? —le pregunta Matías desde lo lejos, apresurando a acercarse.

—No, me asustó Fernando. —responde Lía soltando una risita burlona, y Matías la acompaña.

—¿Tenés frío, o algo?

La chica estaba alejada de todos, no se incluía ni aquí y allá, y eso le hizo creer a Matías que no se sentía muy cómoda.

—¡Gané! ¡Gané yo, Felipe! ¡Matías! —el escándalo al fondo de la piscina sigue, y lo llaman mientras se manotean, e interrumpen entre todos— ¡¿Viste qué salí yo al final?!

Naaaa, sos un llorón Juan, yo te gané. —Blas le lanza agua a la cara. Y eso dispara otro relajo.

Lía no paraba de reír, cualquier cosa que hacían o decían, por más serio que fuera, era graciosa.

—Vamos con ellos, ¿No querés? —Matías pregunta aguantándose las ganas de ir con ellos, y jugar— ¿O qué? No sabés nadar.

Para no esperar más, la toma por la cintura, sorprendiéndola, y ella lo toma por los hombros para sostenerse.

Tuvo un Dejá vu.

Matías era más alto, no por mucho, pero él si lograba alcanzar el fondo, así que no le molestaba que la sostuviera. Menos si así podía sentirlo tan cerca.

—¿No sabés? —le pregunta entre risas, cuando ve como la chica se deja arrastrar.

Lía no iba a desaprovechar la situación, y acercándose mucho más a él, decide mentir.

—No, no sé.

El chico no pierde el tiempo, la sostiene mejor contra su cuerpo, haciendo que Lía rodee su cuello, y comienza a moverse despacio.

—¿No te da miedo?

—Un poco. —miente otra vez. Pero eso es como música para los oídos de el chico.

Matías hace unos cuantos movimientos, y en un giro que dan sobre sí mismos, la mirada de Enzo cae profundo en sus ojos. Lo ve reír, negando, y Lía no sabe si lo hace burlándose de ella, o por la charla que está escuchando.

No le tomó mucha importancia, al final estaba entre los brazos de Matías, así que ignoró los nervios que que le provocó sentirse "descubierta", sobre todo por él, y se aferró más al cuerpo de Matías.

Olía impresionantemente bien.

JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltWhere stories live. Discover now