39.

1.4K 165 24
                                    

—¿Vas a estar segura? —Matías vuelve a preguntar, deteniendo el auto afuera de la discoteca.

—En serio Mati. —asiente burlona girando hacia él. Desde que salieron del hotel notaba su preocupación por dejarla sola, al parecer Matías se olvidaba de que Lía conocía bien el lugar, y lo había visitado más de una vez—. Mis amigas ya deben estar adentro.

—Está bien. —contesta dudoso—. Me escribes cuando quieras regresar, yo paso por ti.

Lía sonríe amplio, y se le lanza al cuello para abrazarlo.

—Gracias Mati... Y muchas gracias por las flores.

El chico la sostiene por la cintura, la mira con una gran sonrisa, para terminar de despedirse con un dulce beso.

—Te quiero linda, diviértanse.

Lía baja del auto sintiéndose en la nubes.

Y siendo observada por Matías, que mientras la ve alejarse, no deja de pedir que nada malo le ocurra. Y un poco en el fondo, que ojalá no tenga que cruzarse con algún chico lindo.

Pero no era así.

Cada paso que ella da le provoca un cosquilleo en el estómago inexplicable por la sensación que Matías dejó en su cuerpo. Al entrar al lugar, aún sin quitar esa cara de embobada, sonriéndole a la nada, y sin prestar atención, se dispone a buscar a quienes la esperaban.

No tarda mucho en encontrarlas, las chicas tenían su lugar a partado en una de las mesas más cercanas a la pista, lugar que cabe mencionar, que no fue usado en casi toda la noche. Ya que Lía se dirigió a la pista desde que llegó.

Bailando, bebiendo lo más leve que había en la barra, y disfrutando de la música.

—Ese chico no te ha quitado los ojos de encima desde hace un buen rato Lía. —Julieta, una de sus amigas, se le acerca al oído para avisar, acompañada de una risita pícara—. Y vaya hombre eh, es guapísimo.

Lía le suelta una carcajada, y con un gesto de cabeza indicando que "No", le da a entender eso a lo que se refiere.

—... Noooo, Lía no puede ser. —grita entusiasmada— ¡¿Quien es?!

—No es de aquí. —le responde de la misma forma para que su amiga alcance a escuchar—. Trabajo con él.

—¿De dónde es?, ¿Madrid? —pregunta— ¿Dónde lo conociste? ¿Están saliendo?

—Trabajo con él en el rodaje, es de Argentina. —cuenta con la misma emoción de su amiga, sin dejar de moverse—. Estámos saliendo, a penas vamos empezando.

—Un argentino, no me lo puedo creer. —sonríe cruzando los brazos—. Pero veeeen, tienes que contarme más, no lo puedo creer.

Lía la obedece entre risas, y se acerca mucho más para hablar.

—Se llama Matías. Tiene veintidós, y todo va más que bien por ahora. —se limita a decir—. Es mi modelo, ¿Recuerdas el proyecto al que te conté que probablemente iba a entrar?

Lía ve asentir a Julieta, y sigue diciendo...

—... Es uno de mis modelos, voy a trabajar junto a él durante todo el rodaje.

—Pues ojalá todos les resulte linda. Sabes que puedes contarnos lo que sea que pase. —dice amable, desviando la vista nuevamente al fondo de la discoteca— ¿Sabes también quién parece un modelo? Ese de atrás.

Lía rueda los ojos riendo, ahora que Julieta lo sabía, bien podría voltear solo por mera curiosidad, pero no funcionó.  Pues justo cuando intentó voletear, la gente se le atravesó, y fácil se dio por vencida, en realidad no tenía nada de curiosidad por ver a dicho sujeto.

Así la fiesta siguió con normalidad.

Lía disfrutaba y la pasaba bien sin interrumpciones de nada, solo se detenía alguna que otra vez a responder mensajes de Matías, pero no eran ningún problema.

La excepción fue aquella nota de voz que por más que intentaba entender, no escuchaba ni una sola palabra.

Con la vista fija en el teléfono, Lía  dirige a la zona del bar, ahí donde la música es mucho más leve, ya no había gente empujandola por todos lados, era más cómodo entender lo que Matías quería decir.

Con uno de sus dedos se cubre el oído poniendo atención, desconcentrada por completo en lo que ocurre a su al rededor.

—¿Quieres bailar linda?

La voz tan cerca de ella la hace pegar un gran brinco, se aleja con rapidez poniéndose de pie, y ve con atención tras ella.

Era un chico.

Se notaba de lejos lo ebrio que estaba, le escurría sudor por todos lados, y la miraba con una sonrisa medio pícara, que la quiso hacer vomitar.

La chica da un paso atrás, negando. Ni siquiera había entendido lo que el hombre balbuceo, pero por inercia negó.

—No... No, gracias.

—¿Entonces quieres tomar algo? —cuestiona, volviendo a acercarse y tomandola del brazo con fuerza.

Lía entra en pánico cuando se da cuenta que no puede retroceder más, se encontraba literalmente entre la espada y la pared. Lo siente tan cerca de ella, que es capaz de percibir su mal olor.

Voltea a ver a un lado, quitadolo de su vista, esperando que alguien se diera cuenta de lo que pasaba, pues se conoce bien, y sabe es lo suficientemente tímida como para pedir ayuda.

Sabía que no sería capaz de hacerlo, si él trataba de sobrepasarse.

Pero nadie miraba, el hombre seguía hablando frente a su rostro diciendo sabe cuantas cosas, mientras Lía buscaba la mirada de alguien.

Solo que todos estaban en su mundo.

—... Eres una muñequita, te invito algo.

Insiste.

Lía vuelve a negar, cierra los párpados llevando su mano al hombro del chico para detenerlo lo más que puede. Pero es un intentó torpe.

Además de no tener mucha fuerza, está muy asustada como para poder pensar en que debe hacer.

Si no fuera tan tímida lo empujaría y diría lo que se merece, pero le avergonzaría tanto hacer alguna escena en ese lugar con tantísimas personas.

—... Ven, entonces vamos afuera.

—No, no quiero ir afuera. —repite bajito, queriendo sonar firme. Incluso se hace la fuerte cuando la jala del brazo.

—No te resistas, ven.

Lo que dice suena más como una ordenada, y así logra prácticamente arrastrarla tras él. A pasos torpes, Lía no dejaba de repetirle...

—No, suéltame, no quiero ir contigo.

Se adentran en el montón de personas que bailan. Ahí es donde menos la gente puede prestarle atención, y Lía comienza a medio gritar, incluso golpea su mano para que la deje.

El chico solo se burla, gira para tomarla de la cintura como si estuvieran bailando, e intenta decirle al oído ...

"Baila conmigo".

Pero no termina ni la frase. Lo único que Lía escucha es un fuerte golpe que paso rozando por su oreja.

Seguido de eso ve a el tipo retroceder muy lejos de ella cubriéndose la cara, choca con la gente que los rodeaba, haciendo que todos a su al rededor se detengan a ver.

Lía no sabe que pasa, igual de confundida que el chico que estaba en el suelo sobándose la nariz, ve a su al rededor muy alterada.

Traga duro, siente como todos la miran, y tiene ganas de salir corriendo.

—Vámonos de aquí.

Ordenan tomándola del brazo con mucha más amabilidad, y con facilidad, la vuelven a arrastrar hasta afuera del tumulto, como si no pesara nada.

Mientras caminaba, chocaba con gente, alzaba la vista intentado ver de quien se trataba. Ya que las personas, la oscuridad, y que quien la guiaba caminaba con prisa, no le permitía distinguir de quien se trataba.

Pero empezaba a sospecharlo.

JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltWhere stories live. Discover now