29.

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—Bue, no tengas miedo nena. Soy argentino, acá el peligro soy yo.

"Nena".

La forma en que lo dice, entre broma y haciéndose el valiente, hace que Lía tenga el cosquilleo en su estómago número cinco mil de la noche.

A Matías le gusta tanto la forma en que ella lo mira cada que le dice algo lindo, que es por eso que a Lía jamás le faltaba un halago cuando está junto a él, como ahora. Desde que salieron del bar Matías no paró de decir cosas lindas, entre una que otra broma para subirle el animo.

Lo que dijo ni siquiera había sido un halago como tal, pero en el tono de voz de Mati, Lía específicamente siente un cariño y dulzura con el que la llama 'nena', es por eso que una sonrisa amplia se pinta en su rostro junto a un gran sonrojo. Él amaba como el semblante de Lía era lo que hablaba por ella, pues cada sonrisa, cada mirada, cada sonrojo, a Matías le demostraba que era capaz de hacerla sentir, hacerla sentir bien, además de ser esa la manera en que ella le decía muchas cosas que aún no se atrevía a decir.

Matías empezaba a ilusionarse, y Lía a tener a certeza de que le gustaba, y mucho.

Cada que la tiene mirándolo como ahora, recuerda lo bochornoso que sintió aquella primera vez que se animó a acercarse para conocerla, y lo convencido que estaba de que sería rechazado. Por esa razón cada vez que la veía a su lado, seguía tan entusiasmado como el día en que Lía le correspondió. Y ahora se creía el más suertudo al poder conocer que además de ser una hermosa chica, contaba con una personalidad que encajaba a la suya como anillo al dedo.

Estaba convencido de que si ese día hubiera dejado que algún otro de los chicos se le adelantara, Lía no habría conectado tanto con ninguno de ellos. Ni de lejos.

La química que se formaba en su ambiente, era completamente genuina.

Ninguno de los dos forzaba ni una pizca de su personalidad. Matías se sentía libre de hablar sin parar como era su costumbre, y Lía siempre amó a ese tipo de personas, pues disfrutaba más solo escuchar, escucharlo, a él, así le daba todo el interés y atención que podría tener. 

A la 1:30 AM, las calles en Sierra Nevada son más solitarias que en cualquier otro lugar debido al frío tan penetrante, con poca luz. Fue por eso que Lía preguntó cómo era que él parecía caminar fresco y sin preocupación en un lugar como ese, pues ella estaba más que preparada para que algo malo sucediera.

—... Si venís conmigo no te va a pasar ninguna, de verdad. —vuelve a asegurarle, llevando su mano, hasta rozar con la de ella.

Al sentir el tacto, Lía baja la vista emocionada para ver cada movimiento que sabe que se aproxima, y simplemente no puede creer como está viendo los dedos de Matías entrelazarse con los suyos de una manera tan linda, y delicada... Como pidiendo permiso, y la sonrisita que ella le da, es la afirmación de que puede hacerlo. Así que con más confianza, la toma de la mano para seguir con su camino.

A Lía el gesto le da la seguridad necesaria, como para olvidar el miedo que tenía unos minutos atrás, y eso era lo único que Mati buscaba, darle la certeza de que podía estar a su lado sin preocuparse por algo más.

—¿A dónde vamos, Mati? —cuestiona ella.

Ammm, veo que te divertís más siempre si estamos vos y yo solos... —le explica reduciendo la velocidad en su pasos, y volteándola a ver— ¿No querés venir otra vez a mi habitación?


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JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora