The kids aren't alringht

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The kids aren't alright



Aurora pone los ojos en blanco mientras uno de los asistentes de sonido le coloca bien el micrófono. Debe llevar esa mierda incorporada mientras le estén grabando para que no se pierdan sus conversaciones. Durante varios días tuvo la esperanza de que Ana se negase a dejar pasar a todo el equipo del reality en su fiesta, pero ha resultado ser una terrible traidora bajo el argumento de que salir en algo así puede ser también beneficioso para su empresa. La cuestión es que todos obtienen beneficios menos ella, que va a estar monitorizada durante todo el evento. Afortunadamente, ha sabido dar en el clavo a la hora de fastidiar al cretino que le ha metido en todo esto.

—¿De verdad no puedes ponerte otra cosa? —Raúl sigue observándola con aprehensión, sin esconder lo descontento que está con el look que ha decidido llevar esa noche.

Sabe que él no será el único que se lo diga, probablemente Ana también la reprenda por ir así. Pero no le importa, ninguno de los dos tiene la más mínima relevancia para ella ahora mismo porque los considera el foco de su molestia.

Como protesta ante el sabotaje de una buena fiesta, Aurora ha decidido ir como si fuese a dar una vuelta por ahí: unos vaqueros, una camiseta y unas deportivas. Nada de maquillaje, ni siquiera se ha esforzado en hacer algo con ese pelo lleno de friz que tiene. Sus ondulaciones están fuera de control y da la sensación de que lleva un nido de pájaros pero le da absolutamente igual. Nunca le ha importado demasiado su imagen personal, así que salir fea en el reality le es indiferente, sobre todo si con eso logra hacer rabiar a sus objetivos.

—¿Especifica algo sobre las normas de etiqueta para el evento de hoy en mi contrato? —inquiere ella con sarcasmo, bajando los brazos al recibir la señal por larte del chico de sonido de que ya lo tiene colocado todo correctamente.

Raúl, por su parte, sí que se ha arreglado. Bueno, tampoco es que se haya vestido como para ir a una boda, pero lleva una americana color verde oscuro y una camisa con el cuello desabrochado. Se ha molestado en peinarse hacia atrás y parece recién afeitado. Para él también es una ventaja ir a ese evento, Ana no se equivocaba cuando presumía del tema diciendo que sería el acontecimiento de la temporada. Cherry Lottie es como una de las personas más famosas del mundo, y quizás la única que no es actriz, cantante o deportista de éxito y tiene más de 100 millones de seguidores en Instagram, además de haber creado vete tú a saber cuántas empresas relacionadas con la moda y la imagen personal. A Aurora esas cosas le importan un carajo, pero entiende que los demás quieran estar presentables.

—Por supuesto, olvidé que tu sentido común se perdió por el váter junto a tu dignidad la última vez que vomitaste por pasarte de cervezas —le espeta él, con una sonrisa falsa pintada en los labios—. No sé ni por qué esperaba que tuviese algo de decencia. Bueno, es la fiesta de tu amiga, supongo que no le importará.

—Claro que sí, probablemente monte una escenita —comenta la chica, cogiendo su cazadora de cuero—. Pero es lo que pretendo, por venderme a una hiena pulgosa.

—De pulgas debes saber bastante si juzgamos cómo tenías la casa hace unas semanas —el hombre mira a su alrededor. Las mujeres que contrató para que limpiasen el piso una vez por semana han seguido yendo, así que el lugar se mantiene bastante bien—. Bueno, podrías aprender a utilizar el lavavajillas, pero al menos se puede respirar sin miedo a que se haya reproducido la peste bubónica.

Aurora pone los ojos en blanco, Raúl se cree mucho más listo de lo que es, pero incluso con su orgullo, su lengua afilada y venenosa o esos aires de arrogancia que se da todavía no se huele nada del plan que ella tiene con Eduardo y el Pedro ese. Conforme más le cabrea, más ganas tiene de acabar con él para siempre, así que eso la motiva para seguirle el juego y no mandarle a la mierda. Si fuera por ella habría pasado de su cara hace mucho, pero tiene una misión que no puede dejar de lado, aunque a veces le apetezca soberanamente.

El nudo gordianoWhere stories live. Discover now