Suspicious minds

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Suspicious minds


Como cabía esperar, la casa de Raúl está perfectamente ordenada. Es una vivienda de dos plantas, con un enorme salón comedor que ocupa la mayor parte del espacio en la parte de abajo. Pese a la opulencia exterior, por dentro no hay muebles de diseño ni cuadros caros, sino una decoración bastante tradicional que recuerda a las típicas casas de familia numerosa que se veían en las películas americanas de los noventa: todo en colores cálidos, tonos crema y muebles de madera marrón. Aurora piensa que en cierto modo le pega algo así, Raúl no tiene pinta de vivir en un loft diáfano decorado con tonos fríos, no es el tipo de persona que parece estar al tanto de las últimas tendencias y probablemente tampoco le importen lo más mínimo. En cambio, lo que sí contrasta bastante con su personalidad es el ambiente acogedor de toda la estancia. Eso es algo que, desde luego, ella no esperaba.

El salón está interconectado con la cocina, que no llega a estar abierta del todo, pues le separa una pared enorme con una obertura sin puerta para cerrarse. La chica lo observa todo con verdadera curiosidad. Hay un enorme chaisle long en medio del salón, que también parece actuar como separación entre la zona de ocio, dónde se encuentra una pequeña mesilla y una televisión plana de última generación, y la de comer, en la que hay una mesa rectangular grandísima. Todo huele a limpio, todo está perfectamente en su sitio.

En lugar de cuadros en las paredes, hay colocadas algunas fotografías. Son todas familiares. Aurora puede reconocer a Facundo y Quique en varias de ellas, también a Silvia y a Lola. En otras hay un par de personas que ella no ha visto y presupone que se trata de los hermanos a los que ella todavía no conoce. Hay fotos de niños, entre los que reconoce a las hijas de su hermano mayor, pero también hay otros que ella nunca ha visto. No cabe duda de que esa es su casa, la de verdad, esa en la que esconde una vida que nunca ha visto la luz ni el ojo público, esa que guarda con recelo para que nadie husmee más de la cuenta. A pesar de todo lo que ya sabe de él, Aurora sigue preguntándose cómo ha podido mantener todo eso en secreto tantos años. A cuántas personas habrá amenazado para preservar el anonimato de sus seres queridos, a cuántas otras habrá sobornado, ¿habrá llegado a cometer algún crimen? No le extrañaría que así fuera, pero por algún motivo eso ya no le produce escalofríos.

Hay una de las fotografías que le llama especialmente la atención. Una de tantas que hay en las paredes. Aurora se acerca para verla mejor y se encuentra con una imagen desgastada, algo maltrecha por el paso de los años y varios pliegues, en la que se distingue un muchacho que no debe pasar de los trece o catorce. Lleva una camiseta sin mangas totalmente raída, las rodillas llenas de moratones y la piel oscura, curtida por el sol. El pelo tan revuelto que parece un nido de pájaros y esa mirada inconfundible, que Aurora reconoce al instante. El Raúl adolescente es tan delgado que parece no haber comido en días, pero tiene esa expresión feroz y desafiante que, todavía hoy como adulto, mantiene siempre ante el mundo. Sin embargo, no es eso lo que ha captado su curiosidad, sino aquello que el joven Raúl lleva entre las manos. Sujetándolo con seguridad, Aurora ve un enorme cuchillo en su mano derecha, mientras en la izquierda levanta un trozo de lo que parece carne. Es como si le hubiesen hecho una fotografía sujetando un premio, pero él no sonríe en ingún momento.

—¿Por qué llevas carne cruda en la mano? —Pregunta, frunciendo levente el ceño.

Raúl se coloca a su lado. Ahora ya no lleva un cuchillo en su mano derecha, sino un botellín de cerveza que se lleva a la boca para dar un trago antes de contestar.

—Era ternera de primera calidad —responde en tono casual—, había que celebrarlo.

Aurora lo mira sin entender, pero él no da más explicaciones. Esa respuesta tan común guarda un tono enigmático que la chica se pregunta hasta qué punto es todo tan sencillo como él lo cuenta.

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⏰ Last updated: Apr 28 ⏰

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El nudo gordianoWhere stories live. Discover now