capítulo 14

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A los minutos, detuve los golpes, Haname estaba muy débil y apenas podía parpadear.
Comenzó a sonar la sirena de la policía. Rápidamente, tomé a la castaña, volviendo a pasar por la ventana de la sala de estar y caminando hasta mi apartamento.
Al cruzar la ventana principal del apartamento, Haname comenzó a patalear, dar manotazos y tratar de morderme. La arrojé al suelo, ella -Con poca fuerza, pero grandes instintos de alcanzar la seguridad- comenzó a arrastrarse hasta la puerta principal.
-Me das pelea, nena- dije con sierto enojo y cansancio.
Se estaba aproximando al picaporte, fue en ese momento en que la tomé de su talón y fuí arrastrándola hasta la habitación blanca. Ella gritaba pidiendo ayuda.
-YA CÁLLATE- Grité alterado, asustado.
- Sueltame- ordenó. Ya habíamos entrado, la expresión de la cara de Haname se me era divertido.
- ¿ Quieres que te suelte? Bien- Solté su pie, éste cayó al suelo haciendo un eco. La chica volvió a acercarse al salón principal al mismo tiempo que yo Cerraba la puerta, le dí una fuerte patada en su rostro para alejarla de aquel lugar -Por el golpe- su cuerpo se volteo, dejando ver su parte delantera siendo bañada por la luz.
-Eh?- Elizabeth se desplazó hasta una esquina, abrazándose a sí misma, escondiendo su rostro (Para no ver nada mas que la oscuridad del rincón) y con deseos de que todo terminara de una vez por todas.
El rostro de la castaña estaba dañado por moretones, su vida corría peligro y su cuerpo no daba para más peleas por protegerse a ella misma.
-Fuiste tu ¿Eh?- Aquella mujer reía. -Qué macho... ¿ Cuantas mujeres te faltan para comprobar que eres hombre? - preguntó.
- De echo, tu eres la ultima.... y esto- me coloque en cuclillas, tomando el rostro de la chica con una sola mano y volteandola para ver su ojo izquierdo hinchado y de color violeta. - Es por venganza, Nadie lástima a Akira Suzuki- Solté su rostro, alcé su cuerpo agotado, apoyándolo sobre la camilla y sujetando las partes de su cuerpo.
Caminé unos metros hasta llegar al armario negro, buscando en él, uno de mis mayores miedos a la hora de enfrentarme a mi padrastro... Una botella de coca- cola de vidrio.
Al volver, dejé la botella a un lado, dirigí la vista a la mujer y, con mucha fuerza, partí la pollera y tanga de Haname.
Volví a tomar la botella, penetrando, con la parte superior de ella, la vagina de la víctima. Empujé la parte trasera para que quede lo suficientemente agarrado a la chica.
- Te explicaré como funciona esto...- Dije, tocando con la yema del dedo índice la botella.- Si me desobedeces, arranco la botella de tu genital... y si lo quito, te morirás desangrada.
El odio que le tengo a esa zorra es muy grande y el desquite será extremadamente doloroso en ella.
Mi padrastro siempre tuvo un alicate sin filo, nunca supe para que lo quería, ahora sé lo que el maldito desquiciado deseaba hacer en cualquier momento: Arrancarme alguna parte de mi cuerpo hasta desmayarme del dolor. Recordaba donde lo había guardado: en su mesita de noche, justo al lado de la cama matrimonial.
Al tener ya el artefacto en mis manos, cargué delicadamente su mano atada al cuero, deslizando mis dedos (pulgar e índice) hasta su dedo mayor. Con el alicate, sujete firme la uña medianamente larga y tironeaba hacia arriba y hacia delante con fuerza hasta, finalmente, quitarla de su posición... Así estuve un largo rato, haciendo los mismos pasos con cada una de sus uñas de ambas manos.
Haname lloraba, gritaba y se retorcía en la camilla. Elizabeth cubría su cabeza entre sus piernas y brazos, también llorando.
"No entiendo por qué lloran... yo no soy el malo de la historia, ellas lo son... ellas dañaron y me alejaron se Akira. Ellas... son las culpables."

Mi horrenda obsesión ●Reituki●Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα