Mind Palace

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~Narra Lecter

-Y es por eso por lo que creo que estoy lista para dejar la terapia.-Dijo la señora Francis con una gran sonrisa en el rostro. Cierto es que su autoestima había aumentado mucho desde nuestra primera sesión, pero creía que aún no estaba lista, que no se sentía a gusto consigo misma. No lo suficiente. Me equivoqué.
-Bien, muy bien.-Dije mientras formaba una sonrisa amarga y fingida.-Bueno, entonces creo que le daré la enhorabuena por haberse superado, Anabelle.-Continué mientras me levantaba del sillón y ella copió mi movimiento. Nos dimos un suave apretón de manos y sonreímos.-Espero que todo le vaya bien de ahora en adelante. Si necesita algo, ya sabe dónde encontrarme.-Me dirigí hacia la puerta y la abrí para ella. 

-Gracias.-Asintió alegremente y me miró.-Oh, sí, me olvidaba.-De repente se tensó.-Me gustaría invitarle a cenar, como agradecimiento, si es posible, claro está.-Ofreció, dudosa y con manos temblorosas. La sugerente proposición no me tomó por sorpresa, era simple cuestión de tiempo que lo hiciera, sabía que la interesaba.

-En circunstancias normales aceptaría gustoso su propuesta, señora Francis.-Sonreí mostrando los dientes.-Pero me temo que he de rechazarla, esta noche me dejan a mi cargo a una de mis sobrinas.-Mentí a medias, sin dejar de mirarla a los ojos. Se sentía triste.-Se quedará una temporada conmigo, si todo va bien, tras ello podríamos cenar. Tengo su número, así que cuando ese momento llegué la llamaré sin dudar.-Su mirada se suavizó y una chispa de esperanza cubrió sus ojos.
-Espero que ese momento llegué pronto Doctor Lecter. Oh, dios, eso ha sonado muy grosero por mi parte. Lo lamento, no pretendía eso.-Se disculpó mientras se tapaba la boca.

-No se preocupe señora Francis.
-Oh, por favor, ya que ya no es mi psiquiatra, llámeme Anabelle.
-Bien. Anabelle.-Empezaba a irritarme, la despedida se estaba alargando más de lo deseado.-Nos veremos en otra ocasión si el destino así lo decide.-Sonreí y ella asintió, despidiéndose con la mano y yéndose por la puerta trasera por última vez. Mi sonrisa se desvaneció al verla pasar el umbral y suspiré exasperado.

No la iba a llamar, por mucho que ella deseara lo contrario. Cerré la puerta de la consulta con cuidado y recogí el vaso que había usado Anabelle y miré el reloj de mi muñeca: eran las diez y cinco.

~Narra Ana

Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac
Los segundos pasaban y lo único que oía era mi pesada respiración, el tic tac del reloj y como los latidos de mi corazón empezaban a acelerarse. No podía oír las voces de los agentes, no podía entenderlas, eran muy graves y parecía que balbuceaban.
Veinticuatro horas atrás estaba en el colegio, en clase de educación física, corriendo una pista de obstáculos que el Daniel, nuestro profesor, había preparado. Estaba estática en el umbral y mis ojos no se despegaban de una sola imagen que se cernía ante mí: una gran mancha de sangre.
-¡Dios santo Ana!-Jack vociferó y salté de susto, cayendo hacia atrás según me volteaba a verle.-Oh, lo siento mucho, he debido de asustarte.-Asentí temerosa de abrir la boca y empezar a llorar.-Lo siento, pero te dije que no te apartaras de nuestro lado.
-Se-Señor Crawford...yo...-Las ganas de llorar volvieron de nuevo. Apoyé las manos en el suelo para levantarme, evitando que Jack me viera llorar.-Lo siento.-Dije y me puse a su lado, de espaldas a la mancha.- ¿De-De quién...?

-No vayas por ahí pequeña. No es bueno, ni sano, para tu mente.-Se agachó a mi altura y puso las manos en mis hombros.-Sé cómo te sientes, pero no es bueno que te...culpes.-Continuó.-Vamos al piso de arriba a que cojas lo que quieras y nos vamos, ¿vale?-Asentí y él sonrió. Me tendió su mano y la acepté. Rodeó la mía con la suya, era grande y desprendía un calor peculiar. Bella nos esperaba a los pies de la escalera.

My Crimson ButterflyWhere stories live. Discover now