Broken glass

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A/N: este capitulo contiene contenido fuerte, intentos de suicidio. Por favor, si estas pasando por algún mal momento o sientes ganas de hacerlo, habla con alguien, busca ayuda. Pero por favor, no lo hagas. Y NO tengo como finalidad y objetivo promover tales acciones.

Repito, si estas pasando por ello, busca ayuda, aun si no lo parece, hay gente ahí fuera que te quiere.

Sin más que decir, por favor, disfruta del capitulo.

~Narra Ana

Notaba el rostro seco por el viento que golpeaba mi cara. Me sentía en paz pero muy cabreada a la vez.

Debería haberlo matado yo, no el Destripador, pensé. Siempre había soñado con eso desde que comprendí lo malo de mi situación.

Todo era borroso a mi alrededor. Había gente pasando a mi lado. Vetas azules y amarillas mezcladas con gris. Una fuerte ráfaga golpea mi cuerpo y cruzo los brazos ante mi pecho, buscando cobijo y calor. Las voces estaban distorsionadas hasta un tono grave. Los sonidos eran agudos y todo se desvaneció en cuanto cerré los ojos. Volví a abrirlos encontrándome en la nave central de Saint Chapelle. Las vidrieras estaban rotas en el suelo y producían un suave sonido cuando las pisaba. Me daba pena. Colores tan bonitos y algo tan mágico hecho pedazos y manchado de rojo.

Ahora, sin vidriera alguna, la luz del sol entraba con total majestuosidad.
-Solo espero que se pueda arreglar...-Suspiré mientras me agachaba para coger un pedazo de cristal que tenía dibujado una mano agarrando la empuñadura de una espada.

-Suspiré mientras me agachaba para coger un pedazo de cristal que tenía dibujado una mano agarrando la empuñadura de una espada

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De repente oigo unos suaves golpes que me sacan de mi ensoñación. Alzó mi vista para ver a un hermoso ciervo negro de unas astas increíbles. Me ve, pestañea y suspira. Se da la vuelta y desaparece en uno de los pasillos que da a la zona norte. Le sigo en silencio, encontrando las puertas a los recuerdos, intactas.

Parecía que no habían sido azotadas por la marea roja...entonces no era todo tan malo. Una sensación demasiado mala habría provocado esto.

Seguí al ciervo hasta una bóveda que estaba abandonada. La pintura aguamarina estaba descascarillada, como si alguien hubiera arañado la pared. En el suelo había suciedad por todos lados. Las ventanas estaban tapadas con madera, al igual que las múltiples puertas que daban acceso al lugar. El único haz de luz, golpeaba la zona central, y venia desde una cúpula del techo. Recibí un suave golpe en la parte baja de la espada y me di cuenta que era el ciervo indicándome que debería avanzar. Lo hago lentamente, sintiendo como crece un malestar en mi interior, sintiendo como un nudo se forma en mi garganta, como se me seca la boca y un sudor frío recorre mis manos temblorosas.

My Crimson ButterflyDär berättelser lever. Upptäck nu