Capítulo 30

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—¡¿Quiénes se van a graduar?! ¡¡Nosotros!! —gritan con euforia los chicos de último año del equipo de básquetbol, están por todas partes en los pasillos, saltando con las animadoras, botando los balones y animando a los demás a que se unan al grit...

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—¡¿Quiénes se van a graduar?! ¡¡Nosotros!! —gritan con euforia los chicos de último año del equipo de básquetbol, están por todas partes en los pasillos, saltando con las animadoras, botando los balones y animando a los demás a que se unan al griterío. La mayoría les sigue el juego y gritan, algunos azotan las puertas metálicas de los casilleros.—. ¡¿Quiénes se van a graduar?! ¡¡Mierda!! ¡¡Nosotros!!

Se me sale una risita entre dientes, estoy entretenida mientras guardo mis libros. Esta mañana Natalie me dio las invitaciones, se las entregamos al alumnado, la emoción puede sentirse como si el hecho de tener las invitaciones nos confirmara de alguna forma que nos graduaremos, lo hace más real. Claramente es una fiesta para celebrar nuestra graduación, pero todos están invitados, es una buena excusa para bailar, comer gratis y divertirse.

Cierro mi casillero y camino buscando a Oliver entre la multitud, pues en la mañana nos pusimos de acuerdo para ir a ver una película al cine más tarde, supongo que nos iremos juntos.

Está junto a Lenny, una de sus piernas está doblada hacia atrás, como cada vez que lo veo con sus amigos. Luce como un chico en onda, excepto por una cosa: se ve pálido y tiene ojeras. De pronto, un ataque se tos lo posee. Me dirijo hacia él sin pensarlo.

—¿Estás bien? —pregunto alarmada.

Controla la tos y sonríe de lado, con movimientos rápidos me rodea la cintura y me pega a él.

—Ahora lo estoy. —Me muerdo la mejilla para no sonreír como una estúpida, no puedo hacerlo delante de sus amigos—. Estoy bien, pesqué un resfriado por la lluvia del viernes, no te preocupes.

Su nariz acaricia la mía.

—Me vas a enfermar —me quejo. Hago un puchero.

—¡Por favor deténganse! —exclama Lenny alzando las palmas—. ¡No quiero mierda de enamorados!

—Lenny está deprimido porque su cita lo dejó plantado el viernes —dice Oliver encogiéndose de hombros. Lenny bufa y se cruza de brazos, indignado.

—¡Venga, hombre! ¡No tienes por qué contárselo a todo el mundo!

Alguien se aclara la garganta a mis espaldas, miro por encima de mi hombro y me encuentro con cuatro chicas. Cindy, Kealsey y Aisha se ven serias, cuando veo la expresión de Darvelia, quien luce mortificada, sé que ya nos descubrieron. Mierda.

—Te espero en el estacionamiento, solecito, ¿de acuerdo? —Oliver me suelta, se marcha, quizá sospechando que tenemos que hablar. Lenny lo sigue arrastrando los pies.

Me doy la vuelta sin más remedio y las enfrento.

—¿Pasa algo? —pregunto como si no sospechara nada.

—Tú puedes responder esa pregunta —dice Kealsey arrugando los labios. Mi frente se arruga y empieza a sudar, no se ven felices, nunca quise que se molestaran. A continuación, explotan en carcajadas—. ¡¡Desearía que vieras tu cara!!

Química imparable © (AA #2) [EN LIBRERÍAS]Where stories live. Discover now