Capítulo VII

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Sentía todos los músculos tensos. Iba a caer de rodillas en cualquier momento, lo sabía. El terror recorría todo su cuerpo intentando estallar en un profundo grito dado que no podía moverse. Y no poder ver lo complicaba todo. Escuchaba el rugido de los motores a cierta distancia.

“50 metros. Solo 50 metros”, se dijo a sí misma.

¿Cómo había podido acabar así? Ahora solo quería que Tom la abrazase. Oh, señor, lo echaba tanto de menos… ¿Estaría preocupado por ella? ¿Qué le diría su padre cuando fuese a buscarla? “Tranquilo, chaval, a tu novia la han secuestrado una de las Familias más peligrosas del país y tú no puedes hacer nada para protegerla”.

Pero ahora no podía pensar en Tom. No quería derrumbarse. No ahora. Escuchaba gritos a su alrededor. Aclamaban a alguien, o tal vez a nadie, estaba tan aturdida que no podía pensar con claridad.

¿Y si salía corriendo? Podía hacerlo. ¿Pero que iba a hacer en medio de la nada? ¿Pedir ayuda? ¿A quién?

“Como te muevas le pego un tiro a tu hermanito”

Las palabras de Hell retumbaron en su cabeza y habría querido ser ella quien le pegase un tiro a él. Se estremeció por el camino que habían tomado sus pensamientos. No, ella no era así. Ella no era una de ellos. No quería serlo. No quería saber nada de aquel mundo de las Familias.

Entonces un pensamiento fugaz pero letal, cruzó al galope su mente. Podían matarla. Podían perder el control del coche y matarla. ¿Y si ese era Liam? No soportaría su muerte y mucho menos haberla provocado él. Rezó al cielo por que sí tenía que morir, que fuese Hell quien la matase.

El rugido de los motores a sus espaldas le produjo un escalofrío.

“Todo va a salir bien, Kiara, todo va a salir bien”, se decía a sí misma.

Todavía no había acabado de pensar esto cuando el rugido de los motores ya estaba sobre ella. Un viento helado le revolvió el pelo y escuchó el sonido de las ruedas chirriar sobre el asfalto unos metros más delante de dónde se encontraba. Disparos dispersos, gritos, olor a gasolina, a neumáticos quemados, y la adrenalina recorriéndole el cuerpo e impidiéndole que se desmayase.

“Por favor, por favor, prometió no disparar a Liam…”

Entonces alguien la rodeó por la cintura y la levantó ligeramente del suelo. Un disparo sonó muy cerca de su oído y no pudo evitar gritar.

- Mierda, joder… - susurró la voz de Hell en su nuca.

- ¡¿Qué está pasando?! – exclamó cuando cayó sobre una superficie suave y mullida.

Se quitó la venda de los ojos y vio que estaba de nuevo en el BMW de Hell. Se encontraba en el asiento del copiloto mientras este conducía a toda velocidad con el rostro tenso. Tenía la camisa manchada de sangre.

Kiara observó la herida unos instantes. Palideció. Aquello no era buena señal. Si Liam había disparado a Hell había roto la Tregua…Y romper una Tregua no debía ser nada bueno, sobre todo teniendo en cuenta de que se encontraba en manos de los Capobianco.

Cocaína (Saga Adrenalina I)Where stories live. Discover now