Capítulo XVI

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Kiara volvió a asentir, porque asentir era lo único que podía hacer ante la presencia de aquella morena vestida con ropa de Channel y maquillaje suave. Sus felinos ojos la examinaban fijamente y la hacían sentir muy incómoda. Tenia miedo, por ser quién era. “Sky Capobianco”, pensó, “No olvides que ella no es Hell, que ella si puede hacerte daño”.

La otra joven, la de rasgos delicados e infantiles, seguía rebuscando en el armario con el ceño fruncido y colocaba prendas en la cama en la que estaba Kiara.

-¿Te gusta el azul? - preguntó.

-Le gusta, Tears, dale lo primero que encuentres – contestó su hermana con brusquedad.

-Pero no puedo darle cualquier cosa – Tears paseó los ojos entre Sky y Kiara - ¡Imagínate lo que debe haberle dado Hell! ¡Es capaz de haberla vestido con ropa de mercadillo...! No lo hizo, ¿verdad?

En una situación diferente, Kiara habría reído ante la cara preocupada de Tears. Su habitación era muy bonita, estilo vintage, muy parecida a la suya. Hablaba con una voz aguda muy particular que a Kiara le recordaba su propia voz en vídeo y pensó que, tal vez, fuera de aquella nube de guerras entre mafias, ella y Tears podrían haber llegado a ser amigas.

Pero la situación era la que era, y ni ella ni Tears iban a ser nunca amigas, ni Sky parecía muy dispuesta a dejar de tratarla como una especie de reclusa a punto de huir en le momento menos pensado.

-No, no me ha vestido con ropa de mercadillo – la voz de Kiara pareció casi un susurro.

-Como si quiere haberla vestido con harapos – replicó Sky dirigiéndose a la puerta -. Vigílala hasta que mamá vuelva. Que nadie entre aquí, ¿entendido?

Tears asintió todavía ensimismada en su gigantesco armario vestidor. Parecía una barbie buscando a Ken.

-Pues es un alivio que no lo haya hecho – dijo cuando se hubieron quedado solas -. Y para Sky también, aunque nunca lo admitiría.

-Bueno, soy una Capaldi – contestó Kiara en voz baja -. Se supone que no debe importaros nada de lo que me pase.

-Lo primero de todo, tú eres Kiara, una chica muy mona a la que le quedaría de muerte este vestido con unos buenos tacones – Tears se acercó a ella con un vestido azul en la mano -. Y lo segundo, sí, te odio a muerte por ser una Capaldi. Es más, te mataría ahora mismo si no fuese porque tengo este vestido sin usar, ¿no se me nota?

Kiara sonrió tímidamente y cogió el vestido.

-Gracias – murmuró.

-Dáselas a mi madre – contestó -. Ten claro que en esta familia no somos todos tan civilizados, y que por si mi padre y mi hermana fuese todavía estarías en aquella cabaña en el bosque. Aunque, claro, después de todo el lío con Hell tal vez hubiese preferido quedarte allí.

-Él no me tenía atada a una cama – Kiara se mordió la lengua porque no quería fastidiarla con ella.

Tenía muy claro que debía ganarse la simpatía de Tears Capobianco si quería volver a casa. Contarle sus penurias la haría sentir incómoda, y más teniendo en cuenta que era su padre quién las había causado.

-Humm... - Tears arqueó las cejas y amagó una sonrisa – Mi hermano es bastante impulsivo a veces, que te tuviese atada es algo que daba por hecho. Es más, es lo mínimo que pensé que pudiese hacer.

Cocaína (Saga Adrenalina I)Where stories live. Discover now