Capítulo XII

14.9K 1.2K 51
                                    

Hell se sentía aturdido. Le dolía la cabeza. Sabía que lo estaban arrastrando, pero no era consciente de nada más. Esperaba no estar muerto todavía; no le apetecía enfrentarse al juicio divino. Un solo pensamiento flotaba en su mente: Kiara. ¿Dónde estaba la niñata? Sabía que si le pasaba algo, él iba a tener que responder ante todas las Familias.

Esta pregunta fue contestada poco tiempo después, cuando lo metieron en una habitación pequeña y mugrienta de una patada y rodó por el suelo hasta quedar boca arriba, siendo cegado por la luz de la única bombilla del lugar.

-Hell – susurró la voz de Kiara – Hell.

Notó cómo lo sacudía para que reaccionase pero él lo único que podía hacer era respirar, y hasta eso le resultaba complicado. Le ardía la herida del pecho y las costillas. Creía estar sangrando por la nariz, pues Kiara había rasgado la tela de su camisa y se la había colocado sobre el rostro.

Tenía que levantarse, levantarse e intentar solucionar aquel lío en el que se habían metido. Se incorporó con lentitud y la miró. Tenía el pelo revuelto y el maquillaje corrido por haber estado llorando. El vestido rojo estaba roto y tenía el labio partido. Inconscientemente le acarició la mejilla.

-¿Estás bien?

Kiara aferró su mano y se pegó más a él. Tenía una mueca de terror en el rostro. Las lágrimas afloraban por sus ojos y miraba hacia la puerta, paranoica.

-Quiero volver a casa – murmuró con la voz rota -. Por favor, Hell, quiero volver con mi padre, no le contaré nada, por favor. Te juro que lo convenceré para que no haga nada contra los Capobianco, solo vámonos de aquí...

-Shhh... - Hell la rodeó con un brazo – Tranquila, nena, respira... No pasa nada, lo tengo todo controlado.

Aquello era una mentira muy descarada. No tenía absolutamente nada bajo control. No tenía ni la más mínima idea de lo que iban a hacer para salir de allí. Y lo más importante, no tenía ninguna garantía de que fuesen a salir con vida de esa habitación.

Kiara temblaba a su lado aferrada a su pecho. Hell suponía que no tenía más remedio que sostenerse en él; parecía realmente desesperada.

-¿Por qué estamos aquí? - preguntó sollozando.

Hell se llevó una mano a la cabeza dolorida.

-¿Recuerdas algo?

-Sí, idiota, recuerdo esto – susurró mostrándole el anillo.

-Ya, eso... - Hell se quedó pensativo unos segundos – Yo no... Yo no recuerdo haber firmado nada, ¿sabes si nos dieron algún papel?

Kiara lo miró con odio y con lágrimas en los ojos.

-¡¿Nos hemos casado en Las Vegas, en una capilla de mala muerte, y a ti te interesan los papeles?!

Cocaína (Saga Adrenalina I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora